lunes, 16 de abril de 2012

Qué es la hiperactividad?

Qué es la hiperactividad? Este es un espacio creado para todos aquellos maestros que trabajamos diariamente en un aula con niños regulares pero que además tenemos en el grupo un pequeño con características de déficit de atención que puede o no acompañarse de hiperactividad. La mayoría de nosotros no tenemos el tiempo suficiente ni existen lugares para recibir capacitación especial en el trato de estos alumnos, pero es evidente que la intervención dirigida es no solo necesaria sino indispensable para tener éxito en el aula con nuestro grupo. No se pretende diagnosticar, porque para ello existen especialistas, tampoco se dan soluciones definitivas a las situaciones que vivimos, simplemente y construyendo juntos un espacio de convivencia y capacitación permanente en estas situaciones. Existe poca literatura especializada para docentes en el aula, médicamente hay mucha información al respecto y ni que decir desde el punto de vista de la psicología, sin embargo, no en nuestra profesión. La idea de compartir nuestras experiencias, nuestros intentos uno o varios para lograr pequeños triunfos en el grupo pueden ser verdaderamente enriquecedores. Y aunque no todo nos funcione con ese pequeño, tal vez en otro momento o distinta circunstancia pudiera producir en nosotros esas pequeñas victorias que día a día podemos lograr en nuestro grupo. La finalidad de éste espacio es compartir experiencias que de una forma u otra pudieran servir a quienes trabajamos diariamente con algún grupo así, difundir información, artículos, en fin todo aquello que nos ha permitido experimentar el éxito en esos pequeños pero significativos logros dentro del salón de clase. Incluyo por ahora la siguiente información con la liga correspondiente: La hiperactividad es un trastorno de la conducta en niños, descrito por primera vez en 1902 por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos. Perfil de un niño hiperactivo Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto junto sus estados de ánimos bruscos e intensos, su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A estos niños lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas. En los niños, se describió por primera vez en 1902 por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar una tarea, pero que rápidamente abandonan para iniciar otra que a su vez vuelven a dejar sin terminar. Este es un espacio creado para todos aquellos maestros que trabajamos diariamente en un aula con niños regulares pero que además tenemos en el grupo un pequeño con características de déficit de atención que puede o no acompañarse de hiperactividad. La mayoría de nosotros no tenemos el tiempo suficiente ni existen lugares para recibir capacitación especial en el trato de estos alumnos, pero es evidente que la intervención dirigida es no solo necesaria sino indispensable para tener éxito en el aula con nuestro grupo. No se pretende diagnosticar, porque para ello existen especialistas, tampoco se dan soluciones definitivas a las situaciones que vivimos, simplemente y construyendo juntos un espacio de convivencia y capacitación permanente en estas situaciones. Existe poca literatura especializada para docentes en el aula, médicamente hay mucha información al respecto y ni que decir desde el punto de vista de la psicología, sin embargo, no en nuestra profesión. La idea de compartir nuestras experiencias, nuestros intentos uno o varios para lograr pequeños triunfos en el grupo pueden ser verdaderamente enriquecedores. Y aunque no todo nos funcione con ese pequeño, tal vez en otro momento o distinta circunstancia pudiera producir en nosotros esas pequeñas victorias que día a día podemos lograr en nuestro grupo. La finalidad de éste espacio es compartir experiencias que de una forma u otra pudieran servir a quienes trabajamos diariamente con algún grupo así, difundir información, artículos, en fin todo aquello que nos ha permitido experimentar el éxito en esos pequeños pero significativos logros dentro del salón de clase. Incluyo por ahora la siguiente información con la liga correspondiente: La hiperactividad es un trastorno de la conducta en niños, descrito por primera vez en 1902 por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos. Perfil de un niño hiperactivo Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto junto sus estados de ánimos bruscos e intensos, su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A estos niños lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas. Conoce el perfil de un niño hiperactivo, y cómo se trata este trastorno La hiperactividad es un trastorno de la conducta de los niños, descrito por primera vez en 1902, por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos. Perfil de un niño hiperactivo Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto unido a sus estados de ánimos bruscos e intensos y a su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general, son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño, que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas. Indicadores de hiperactividad en los distintos momentos evolutivos 0 a 2 años: Descargas mío clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, periodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos, irritabilidad. 2 a 4 años: Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro, a causa de esto están más propensos a sufrir accidentes. 4 a 5 años: Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas. A partir de los 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social. Origen de la hiperactividad en los niños. Arnaldo Rivero analiza el origen de la hiperactividad infantil, los motivos que pueden provocar la hiperactividad en los niños, por qué hay niños más hiperactivos que otros y qué rol juega la educación, frente a los problemas de hiperactividad y déficit de atención en los niños. ¿Qué provoca esta Hiperactividad? La hiperactividad puede comenzar como resultado de la incubación de una enfermedad física o el restablecimiento de ella, o producirse como respuesta a problemas durante el embarazo o el parto, enfermedades infecciosas graves durante las primeras edades, o un golpe fuerte. El tipo de sistema nervioso de los niños es otro elemento a considerar, algunos pequeños tienen un temperamento más activo que otros. También puede ser originada por estados de ansiedad provocados por problemas familiares, como la llegada de un hermanito, la separación de un familiar, el divorcio de los padres, el cambio de vivienda, etc. Pero, generalmente, obedece a procedimientos incorrectos en la educación de los pequeños, dados por el rechazo o el trato agresivo de los adultos, la imposición de órdenes y prohibiciones absurdas que el niño no comprende y que van en contra de su desarrollo; también porque se les deja muy poca libertad en su iniciativa, indicándoles siempre las formas en que deben actuar o porque se organiza su vida y actividad de manera inadecuada, forzándolos a grandes esperas o a grandes períodos de actividad pasiva. Niños con problemas de hiperactividad Cuando un niño es hiperactivo es fácil observar dos cosas importantes, en el colegio le es difícil prestar atención a los maestros, es un niño que causa problemas y en casa no es capaz de obedecer órdenes ni de entretenerse mucho tiempo con juegos propios. A este tipo de comportamiento se le denomina el "Trastorno de Déficit de Atención". Los más pequeños tienden a correr o trepar de una forma exagerada y los más mayores son niños inquietos y nerviosos, ya que no canalizan esa hiperactividad de una forma organizada. En Estados Unidos existe un 3% de niños afectados por este trastorno, y es curioso observar que es 10 veces más frecuente en niños que en niñas. ¿Cuáles son los síntomas? Las características que se repiten en todos estos niños son fáciles de observar y son fundamentalmente: • No saben organizar sus tareas y da la impresión de que no escuchan cuando se les dan instrucciones. • Son muy distraídos, dispersando su atención en cualquier cosa mientras se les habla. • Es frecuente que los trabajos que hacen sean descuidados porque son demasiado impulsivos. • Tienen dificultades para esperar que les toque el turno si participan en actividades con más niños. • Es corriente que no obedezcan las órdenes o que no hagan las tareas que se les pide. • No son capaces de mantenerse jugando el mismo tiempo que los compañeros de su misma edad, se cansan y quieren empezar juegos nuevos. Consecuencias Las principales e inmediatas consecuencias de esta dolencia o enfermedad son: • Si no se trata al niño correctamente, puede sufrir un retraso en el colegio muy difícil de superar. • No es capaz de mantener buenas relaciones con los compañeros de clase ya que no participa correctamente en los juegos ni en las actividades de grupo. • Puede convertirse en un niño introvertido debido al rechazo por parte de los mayores y de sus amigos. ¿Cómo hay que actuar ante este problema? Lo primero es acudir al pediatra del niño o al médico de la familia para que éste haga un diagnóstico y determine si efectivamente se trata del Trastorno de Déficit de Atención junto a un problema de hiperactividad, él les remitirá a un psiquiatra o psicólogo infantil para su posterior tratamiento. Cuando el problema es sobre todo de hiperactividad, algunos especialistas pueden recomendar medicación complementaria al tratamiento. Los psiquiatras infantiles recomiendan a los maestros y a los padres que practiquen una enseñanza específica para estos niños. La hiperactividad según la edad del niño • Niños hiperactivos de 0 a 2 años: pueden tener problemas de sueño, despertarse sobresaltados, también pueden presentar problemas en la alimentación y oposición a los cuidados habituales de la familia. • Niños hiperactivos de 2 a 3 años: presentan inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad excesiva, poca conciencia de peligro y, por tanto, más riesgo de sufrir accidentes. • Niños hiperactivos de 4 a 5 años: suelen tener problemas de adaptación social. A menudo desobedecen y encuentran difícil seguir las normas establecidas. • A partir de los 6 años: padecen déficit de atención, así como comportamientos antisociales y problemas de adaptación a otros niños. Cómo tratar con niños hiperactivos Los niños hiperactivos son a menudo confundidos con niños groseros. Hablan demasiado, se niegan a obedecer órdenes, se distraen con la más mínima cosa, la desorganización y olvidar los propios objetos son las señales de advertencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, al igual que los adultos, cada niño es único y su desarrollo está estrechamente relacionado con los estímulos que está recibiendo. Por ejemplo, si los padres están locos, imaginativo, con dificultad para concentrarse, los niños tienen más probabilidades de ser como ellos. Sin embargo, la agitación no es siempre un signo de patología. Se estima que sólo un pequeño porcentaje de pacientes que vienen a las clínicas necesitan ayuda farmacológica. En cualquier caso, el diagnóstico, para ser creíble, se basa en la consideración de no menos de seis meses, y los síntomas de hiperactividad los niños son los más de siete años. Los medios un estado de hiperactividad irrequietude, entusiasmo. El niño no puede estar con la atención a nada más que unos pocos minutos, varias veces subir los muebles, habla compulsivamente, siempre es la pérdida de sus pertenencias y trata muy mal con las frustraciones. Además, es difícil organizar tareas y, a menudo, el descuido ellos. ¿cómo es incapaz de concentrarse, son los detalles y no se concentra en jugar. Parece no escuchar lo que usted dice y se muestra reacio a aplicar algo que requiere un gran esfuerzo intelectual. Un niño hiperactivo apoyo no tiene que esperar su turno para jugar o reunirse, romper las conversaciones en las que participa. Por lo tanto, estos niños no sólo son, a menudo, visto como indiferente o egocéntrico, pero lo que realmente está sucediendo no es aprendido a interactuar. No es una habilidad innata, pero puede enseñarlo y estudiarlo. La ignorancia y la incomprensión en la cara de la enfermedad, que a menudo una pesada carga para las personas que sufren y en el futuro previsible. Sin embargo, existen pequeños trucos que pueden mejorar la calidad de vida para todos. Los niños hiperactivos necesitan algo para recordar lo que su memoria fuera de repeticiones sin perder la paciencia, las directrices, las predicciones de los límites de la organización. ¿no tiene una habitación llena de peluches, cuadros o sin fin de juguetes ayuda al niño a no entretener mucho. Prefiero los platos y vasos de plástico y prescindir de bibel y tarros de vidrio o reduce la irritación de los platos en las consecuencias (de piezas) que los problemas de coordinación motora de estos niños llevar. Paralelamente, el éxito está condicionado por el lugar en que estos estudiantes se sienten tan especial. Las ventanas y la última fila de fomentar la falta de atención. Establecer normas y ponerlas por escrito a fin de que pueda leerse fácilmente y relidas, los niños hiperactivos se sienten seguros, ya que llegar a conocer las expectativas para ellos. Hablando de las directrices que se escriben y se repita que se llena la necesidad de que los individuos con hiperactividad tienen que escuchar las cosas más de una vez. También parece que las directrices son breves y concretos. Mirando directamente a los ojos es una acción que pudiera tomar una hiperactiva de sus sueños, te dan la libertad para hacer una pregunta, o simplemente darle un secreto de seguridad. Asignar tareas a estos pequeños grandes es contraproducente, ya que les afecta la sensación de asfixia e incapacidad para hacerlo. Por lo tanto, es útil para dividir en subtareas, suficientemente pequeño para ser cumplido, a fin de evitar una respuesta emocional negativa. Los niños con hiperactividad deliram de noticias. Reaccionar a lo que es nuevo con entusiasmo, por lo que la innovación es una buena ayuda para ellos y para cualquiera que se ocupan de ellos. Dado que vivir con el fracaso, la falta de algo positivo que puede dedicar. Poniendo de relieve el fracaso es todo lo que no necesitan. Más bien, es alentador que el crecimiento y el éxito que se están beneficiando. Sin esto, volver atrás y la decoloración. De hecho, la más mortificante de hiperactividad no es, en general, la propia enfermedad, pero la pérdida de la autoestima. Encontrar rimas, códigos, sugerencias y similares puede estimular la memoria, aumentar el espacio disponible en la mente. Simplificar es la clave cuando se trata de un hiperactivo: las instrucciones, las alternativas, la programación. Palabras sencillas indicar el contenido más simple y, por tanto, más comparables. Introduzca un lenguaje de imagen mejor que sólo las palabras y hacer la mayor atención, como los colores. Proporcionar información a los niños se desarrolla en ellos un espíritu observador. Estos niños no suelen ser conscientes de lo que dicen o hacen, a menos que alguien la advertencia para ello. No tiene conocimiento de su comportamiento. Llamada en la forma correcta de amar, y por medio de preguntas acerca de los hechos, esto favorece la introspección. Uno de los mejores tratamientos para la hiperactividad es el ejercicio, más bien pesado. El ejercicio ayuda a la liberación de la energía, promueve en el centro de atención y acicata ciertas hormonas y neuronas. Además, es divertido, que garantiza la continuidad durante toda la vida. Niños hiperactivos son mucho más hábil y artísticas que aparecen. De hecho, están llenos de creatividad, espontaneidad, alegría y buen humor. ¿cómo encontrarlo ¿Qué hacer si su hijo es hiperactivo? Aunque muchos padres de familia creen que sus hijos son "hiperactivos" sobre todo entre dos y tres años de edad puede que cuando lo comparen con otros noten que su hijo se comporta completamente normal para su edad. La verdadera "hiperactividad" es un trastorno que solamente afecta a 1 de cada 20niños menores de 12 años. Los niños realmente hiperactivos, son visiblemente más habladores, más emotivos, más exigentes y más desobedientes que los demás niños de su edad. Inclusive pueden presentar problemas de aprendizaje, puesto que no son capaces de mantener la atención, están distraídos, ni de seguir las instrucciones escolares por completo Cuando la hiperactividad se combina con el distraimiento los médicos denominan a este trastorno "Trastorno por déficit de atención con hiperactividad" o TDAH (ADHD por sus siglas en inglés). Cuando llegan a la adolescencia, suelen comportarse de forma inmadura y pueden tener problemas en la escuela, con los amigos, y, en ocasiones, hasta con la ley. Sin apoyo ni tratamiento, los niños realmente hiperactivos suelen acabar con su autoestima, ingrediente imprescindible para tener una vida satisfactoria y productiva. Se desconoce la causa exacta de la hiperactividad. En ese sentido, se han efectuado varios estudios que indican que puede asociarse a situaciones tales como el haber nacido prematuramente o haber padecido alguna enfermedad que provocó una lesión en el cerebro o en el sistema nervioso, como meningitis, encefalitis o síndrome alcohólico fetal. Sin embargo, no todos los niños que han sufrido estas enfermedades son hiperactivos. Otros estudios señalan que este trastorno puede deberse a factores genéticos (parientes cercanos que han presentado también la hiperactividad). Los niños tienen cuatro veces más probabilidades que las niñas de padecerlo debido a que éstos suelen madurar más despacio que las niñas en el área de conducta. Aunque también se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que ciertos alimentos y aditivos puedan provocar esta condición. Sin embargo, no existen resultados concluyentes al respecto Independientemente de la causa de la hiperactividad, no hay duda que la forma cómo se educa y disciplina a un niño influye considerablemente sobre la gravedad del trastorno. Los niños cuyos padres son inmaduros, no les presta atención o los maltrata suelen tener problemas más graves que los que tienen padres emocionalmente estables y que los educan con amor y una disciplina firme y consistente. Cuándo acudir al pediatra Sólo por medio de la observación de su hijo en comparación con otros de su edad durante varios días o semanas es cómo podrá determinar si el niño es o no hiperactivo. En ese sentido, los miembros del personal del jardín de infancia puede constituir una valiosa fuente de información. Ellos le pueden informar sobre cómo se porta su hijo cuando está en grupo y si actúa de un modo acorde con su edad. Entre los síntomas específicos de hiperactividad figuran: • Dificultad para prestar atención • Dificultad para seguir instrucciones simples • No considera los límites permitidos ni las consecuencias de sus actos • Actividad constante y sin motivo corre, salta, lo toca todo, sin períodos de descanso • Explosiones emocionales súbitas como llanto, insultos, golpes o actitud inapropiada de frustración. • Mala conducta persistente a pesar de que se le llama la atención de manera constante. Si detecta tres o más de estos síntomas de forma recurrente en su hijo, es importante que consulte al pediatra quien lo evaluará personalmente para descartar cualquier causa física mediante una serie de examen. De no existir problemas físicos, referirá a su hijo a un psicólogo o psiquiatra infantil. La evaluación de la hiperactividad suele constar de tres fases. En primer lugar, el psicólogo o psiquiatra infantil hará preguntas sobre el comportamiento actual y pasado de su hijo. A continuación, estas evaluaciones determinarán si su hijo tiene un desarrollo físico y mental acorde con su edad. Por último, el psicólogo observará a su hijo en una sesión de juegos para determinar si su desarrollo socio-emocional es adecuado para la edad. Si los resultados obtenidos de las evaluaciones sugieren que su hijo es hiperactivo, es probable que el médico o psicólogo le recomiende aplicar ciertas técnicas de disciplina e incluso puede aconsejarle que lo lleve a un centro preescolar especial. Usualmente no se recetará medicación alguna a menos que sea un caso muy severo en niños mayores de cuatro años. Entre las técnicas que pueden recomendar el médico para los problemas de hiperactividad y concentración se encuentran: • Ignorar la rabieta y comentar el incidente cuando el niño se haya tranquilizado • Distraerlo cuando el niño esté sobreexcitado y hablar sobre su comportamiento cuando él se haya tranquilizado • Alejar al niño inmediatamente cuando esté pegando o mordiendo a otros niños y hablar con él de las consecuencias de sus acciones (dolor, destrucción, sentimientos negativos...) y enviarlo a su habitación ("time-out") después de llamarle la atención • Establecer contacto ocular, cuando el niño está distraído, para captar su atención (pídale que le escuche mientras le relata un cuento de 3 minutos en lugar de uno de diez) • Enseñar a recoger sus juguetes una vez termine con ellos. No permitirle que vuelva a jugar hasta que no haya acabado. Ayúdele a hacerlo; elógielo cuando lo haya recogido todo y finalice la tarea. Es importante que sepa que un hijo, hija hiperactivo no sea capaz de controlar su propia conducta. La excitación y su impulsividad pueden predisponerlo a tener lesiones frecuentes y a comportarse de forma destructiva. Es necesario siempre responder de inmediato tan pronto que su hijo se comporte mal, y debe asegurarse de que todas las personas que lo cuidan reaccionan del mismo modo. Los castigos dolorosos, las nalgadas o cachetadas, pueden frenar la mala conducta temporalmente, pero no fomentan el autocontrol e inclusive pueden transmitir que la conducta de causar dolor a otras personas es la correcta. Los métodos de disciplina no violentos y basados en el amor son mucho más eficaces a largo plazo. NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa. La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores. Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado, daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, hiperactividad y déficit de atención…. Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que, muy a menudo, se da con una extrema actividad en el niño… El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 3 y el 5%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones. TRASTORNOS ASOCIADOS Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia. Y casi el 50% de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobretodo problemas de ansiedad, con rabietas y miedos o depresión y baja autoestima, en un 20% de los casos, también trastorno de oposición en un 25% y todo tipo de trastornos de conducta. La baja autoestima, está presente al menos en un 25%. Presentan también mayor riesgo de presentar conductas antisociales en la adolescencia, especialmente si se da en familias de riesgo (abuso de drogas, alcoholismo, violencia). Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos. ¿CUÁL ES LA CAUSA DE ESTE TRASTORNO? Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, perinatales y postnatales. Se sabe que predispone a padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco... también influye el bajo peso al nacer, la anoxia, lesiones cerebrales, etc... Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo aunque no hablaríamos en este caso de etiología pura. Las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar, en fin, un entorno inestable podría agravar el trastorno. Por otra parte desde el punto de vista genético, todos los estudios inciden en que la existencia del mismo trastorno en hermanos es de un 17 a un 41%. En cuanto a gemelos univitelinos el porcentaje de trastorno común es hasta del 80%. Si el padre o la madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen un riesgo del 44% de heredarlo. Parece que existe una disfunción del lóbulo frontal y por otra parte desde el punto de vista neuroquímico existe una deficiencia en la producción de importantes neurotransmisores cerebrales. Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas, es decir las células nerviosas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que en este caso son la dopamina y la noradrenalina. En el niño con TDAH existe una producción irregular en estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les da y de la que hablaremos más adelante, está orientada a regularizar la producción de esas sustancias... Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del cerebro como vemos en esta imagen realizada por PET ( tomografía por emisión de positrones) en la que se ven dos cerebros. La Hiperactividad en los niños "No siempre puedes controlar los que pasa fuera, pero sí puedes controlar siempre lo que pasa dentro". Entre un 3 y un 5% de los niños escolarizados son hiperactivos, niños inquietos, impacientes, impulsivos, que no se centran en objetivos o finalidades concretas, que saltan de una cosa a otra, que no atienden a lo que se les dice; en definitiva, niños que no "oyen", no "obedecen", no "hacen caso". No hay concordancia en cuanto a su definición, algunos dicen que se trata de un síndrome (conjunto de síntomas) que tiene probablemente un origen biológico ligado a alteraciones en el cerebro, causadas por factores hereditarios o como consecuencia de una lesión, otros que constituye una pauta de conducta persistente en situaciones específicas. Para nosotros la mejor definición es la que dan Safer y Allen en 1979 " trastorno del desarrollo concebido como retraso en el desarrollo, que constituye una pauta de conducta persistente, caracterizada por inquietud y falta de atención excesivas y que se manifiesta en situaciones que requieren inhibición motora. Aparece entre los dos y los seis años y comienza a remitir durante la adolescencia." El problema real de los niños hiperactivos se plantea ante aquellas situaciones en las que se les exige control de los movimientos y mantenimiento de la atención. Los síntomas definitorios del trastorno por déficit de atención con hiperactividad según la clasificación nosológica DSM3-R son: actividad motora excesiva, falta de atención y de control de impulsos. En sí, se trata de niños desordenados, descuidados, que no prestan atención en clase, que cambian continuamente de tarea y presentan una actividad permanente e incontrolada sin que vaya dirigida a un determinado objetivo o fin. Tienen dificultades para permanecer quietos, sentados, suelen responder precipitadamente incluso antes de haber finalizado la formulación de las preguntas, además se muestran impacientes y no son capaces de esperar su turno en las actividades en las que participan más individuos. Interrumpen las actividades o tareas de los compañeros y miembros de la familia. Pueden fácilmente sufrir accidentes y caídas debido a que sus conductas reflejan una escasa conciencia del peligro. Son desobedientes, parece que no oyen órdenes de los adultos y, por tanto, no cumplen con sus instrucciones. Plantean problemas de disciplina por incumplir o saltarse las normas establecidas. Su relación con los adultos se caracteriza por desinhibición, suelen tener problemas de relación social y pueden quedar aislados del grupo de iguales. Asimismo, dan muestras de déficits cognitivos y son frecuentes los retrasos en habilidades motoras y del lenguaje, así como las conductas antisociales y la carencia de autoestima. Es frecuente que los problemas conductuales acompañen la hiperactividad. EPIDEMIOLOGIA Y CURSO EVOLUTIVO DE LA HIPERACTIVIDAD La hiperactividad se da con más frecuencia en niños que en niñas y su proporción está alrededor de 8 de cada 100 niños escolarizados y de 2 de cada 100 niñas escolarizadas. Además de las diferencias cuantitativas, varios autores han señalado que en los niños los comportamientos impulsivos, la excesiva actividad y la falta de atención, persisten durante más tiempo, se mantienen constantes a través de sucesivos cursos escolares y se incrementan al aumentar las exigencias escolares. Los indicadores de hiperactividad en los distintos momentos evolutivos son los siguientes: • De 0 a 2 años: Descargas mioclónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad. • De 2 a 3 años: Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes. • De 4 a 5 años: Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas. • A partir de 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social. La evolución de la hiperactividad no se caracteriza por seguir una línea uniforme ni específica. El pronóstico conlleva impulsividad, fracaso escolar, comportamientos antisociales e incluso delincuencia. Según Whalen (1986) aproximadamente un 25% de los niños hiperactivos evolucionan positivamente, con cambios conductuales notables y sin que tengan dificultades especiales durante la adolescencia y la vida adulta. El DSM-III-R indica que, aproximadamente, un tercio de los individuos diagnosticados con hiperactividad en la infancia, muestran signos del trastorno en la edad adulta. Los niños que son hiperactivos en todos los ambientes tienen un peor pronóstico porque sufren con más frecuencia las consecuencias negativas que sus comportamientos alterados provocan en la familia, colegio y grupo de amigos; de este modo, se vuelven más vulnerables y, por tanto, aumenta el riesgo de que desarrollen comportamientos antisociales. La coexistencia de conductas desafiantes, agresividad, negativismo e hiperactividad durante la infancia conlleva una evolución muy desfavorable, pues los problemas iniciales suelen agravarse en la adolescencia. En esta edad, el pronóstico incluye delincuencia, agresiones, deficiente rendimiento académico y, en general, una adaptación negativa. ¿CÓMO EXPLICAR LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL? Otro de los retos es determinar el origen de la hiperactividad. A pesar de que se trata de un trastorno frecuente en la infancia, y que hace bastante tiempo es objeto de interés por parte de médicos y psicólogos, no se han identificado de forma precisa los factores que lo originan. Entre las causas posibles investigadas destacan factores biológicos, retraso madurativo, factores pre y perinatales, influencias genéticas y otras variables propias del ambiente del niño. Sin embargo, no hay datos concluyentes que indiquen que cualquiera de estos elementos por separado es el responsable último del trastorno. La opinión más generalizada entre los expertos es que múltiples factores interactúan ejerciendo cada uno sus efectos propios pero en una actuación conjunta. Las alteraciones cerebrales y el retraso mental influyen en la aparición de la hiperactividad, pero no lo hacen de manera exclusiva y determinante. Sus efectos se enmarcan en el contexto de una interacción en la que intervienen conjuntamente con factores psicológicos y ambientales. La influencia del medio ambiente prenatal y las complicaciones surgidas durante el embarazo han sido destacadas como causas relacionadas con los trastornos de conducta infantil. Los niños prematuros, con bajo peso al nacer, que han sufrido anoxia durante el parto o infecciones neonatales, tienen bastantes posibilidades de desarrollar problemas conductuales e hiperactividad. Entre los efectos asociados a las complicaciones surgidas durante el período prenatal y perinatal se incluyen: retraso mental, deficiente crecimiento físico, retraso en el desarrollo motor, dificultades en el desarrollo del lenguaje y en el aprendizaje. En cuanto a los factores genéticos se ha visto que un número considerable de padres de niños hiperactivos manifestaron conductas de este tipo durante su infancia. Las alteraciones psicológicas de los padres influyen en los niveles elevados de actividad motora y déficit de atención observados en los niños hiperactivos. Según los datos de diferentes trabajos, el nivel socioeconómico, la situación familiar y las características del trabajo u ocupación profesional de los padres se relacionan con los problemas de conducta observados en niños y adolescentes. Los trastornos psiquiátricos de los padres influyen en la aparición de problemas psicológicos en los niños debido a que se alteran negativamente las interacciones entre padres e hijos. Otra línea de investigación sobre la etiología del trastorno se centra en identificar la posible influencia de alteraciones bioquímicas en la aparición de estos problemas. Aunque no existen datos definitivos, parece que la dopamina y la norepinefrina son las dos monoaminas más claramente relacionadas con el trastorno hiperactivo. Desde hace algunos años se apunta la posibilidad de que la hiperactividad se vea afectada también por factores como el plomo ambiental y los componentes de la dieta alimenticia pero no hay pruebas fiables que demuestren una relación causal. EVALUACIÓN DE LA HIPERACTIVIDAD Los niños hiperactivos constituyen un grupo muy heterogéneo. No todos presentan las mismas conductas alteradas. No coinciden en su frecuencia e importancia ni en las situaciones o ambientes en los que se muestran hiperactivos. Además, incluso difieren respecto al origen y posibles causas de sus problemas. Así, en la evaluación del niño hiperactivo intervienen varios profesionales, médicos (neurólogo, pediatra, psiquiatra), psicólogos y maestros fundamentalmente buscando un criterio común para la puesta en marcha de la terapéutica a seguir. La evaluación se concreta en las siguientes áreas: • Estado clínico del niño. Este aspecto se ocupa de los comportamientos alterados y anomalías psicológicas que presenta actualmente. • Nivel intelectual y rendimiento académico. Los informes que proporciona el colegio han de referirse a cómo es la conducta del niño y sus calificaciones académicas en el curso actual y cómo han sido en años anteriores. En esta evaluación se tienen en cuenta tanto los aspectos positivos como los negativos. • Factores biológicos. Se evaluaran mediante un examen físico exhaustivo para detectar posibles signos neurológicos, anomalías congénitas u otros síntomas orgánicos que resulten de interés. • Condiciones sociales y familiares. Se analizan: nivel socioeconómico, comportamientos de los miembros de la familia, clima familiar, relaciones interpersonales, tamaño, calidad y ubicación de la vivienda familiar, normas educativas, disciplina, cumplimiento de normas y horarios, actitudes de los padres hacia los problemas infantiles, factores o acontecimientos desencadenantes de los conflictos. • Influencia del marco escolar. La evaluación de este aspecto está justificada por el papel que desempeña la escuela tanto en la detección de las alteraciones infantiles como en el tratamiento posterior. El interés se centra en dos áreas: factores personales y organización estructural del centro. Respecto a los factores personales, se analizan las actitudes de los maestros cuando los alumnos violan la disciplina o incumplen las normas escolares, así como las pautas de conducta que estos profesionales adoptan cuando han de dirigir las clases; en definitiva, se trata de averiguar si son profesores autoritarios o flexibles. En cuanto a la organización del centro, interesa sobre todo los aspectos materiales y de funcionamiento, así como la ubicación del mismo y su estructura organizativa. Además de los exámenes neurológicos que se apoyan en los datos proporcionados por el electroencefalograma y la cartografía cerebral, así como de la exploración pediátrica que insiste en ensayos de coordinación y persistencia de movimientos, la valoración de la hiperactividad se completa con una evaluación psicológica que tiene varios ejes: información proporcionada por adultos significativos para el niño (padres y profesores), informes del propio niño y observaciones que sobre su conducta realizan otras personas en el medio natural. TRATAMIENTO DE LA HIPERACTIVIDAD Toda iniciativa terapéutica en el campo infantil persigue el objetivo común de favorecer la adaptación y el desarrollo psicológico de los niños. Son numerosos los autores que se preguntan si el trastorno se resuelve mediante una intervención terapéutica centrada exclusivamente en el niño, o si, por el contrario, es necesario llevar a cabo actuaciones específicas sobre la familia y el colegio para implicar a los padres y el maestro en la terapia. En todo caso, el tratamiento de la hiperactividad consiste, desde hace varias décadas, básicamente en la administración de fármacos, especialmente estimulantes, así como en la aplicación de métodos conductuales y cognitivos. Ambas modalidades de tratamiento han obtenido éxito al mejorar el comportamiento del niño en distintos aspectos. Así, las terapias que combinan medicación y métodos conductuales y cognitivos pretenden que los efectos conseguidos por los fármacos y técnicas conductuales por separado se sumen y acumulen para lograr que el niño mejore globalmente y su mejoría sea estable y mantenida a través del tiempo. Vamos a analizar cada uno de los tratamientos por separado: • Tratamiento farmacológico: A corto plazo se ha observado disminución del nivel de actividad motora, aumento de la atención y mejoría en el rendimiento de los tests de atención en el laboratorio. Los tratamientos farmacológicos se han basado habitualmente en el empleo de estimulantes, entre ellos, Ritalin/Rubifen (metilfenidato), Dexedrina (dextroanfetamina) y, de posterior aparición, Cylert (pemolina). Los porcentajes indican que aproximadamente entre un 60-70 y 90 por 100 de los niños tratados con estimulantes mejoran, sobre todo, en cuanto a su atención e impulsividad. El médico suele decidir el estimulante más adecuado para cada niño a partir de los siguientes criterios: tiempo que tardan en producirse los efectos sobre el comportamiento infantil, duración de los mismos, efectos secundarios no deseados, confianza que el profesional tiene en el fármaco y con el que está más familiarizado. Por sus escasos efectos secundarios, el estimulante más comúnmente utilizado es el Metilfenidato. El tratamiento con estimulantes no está aconsejado en la adolescencia por los posibles riesgos de adicción. El período crítico más adecuado para su administración coincide entre los seis y doce años. En edades inferiores, los resultados no son tan claros por la propia composición de los fármacos e incluso porque el diagnóstico de hiperactividad es menos preciso. Los estimulantes pueden ocasionar efectos transitorios que no son relevantes y se eliminan reduciendo la dosis o distribuyéndola en distintos momentos del día. Los efectos más comunes incluyen insomnio, dolor de cabeza, disforia, etc. aunque el más preocupante es la pérdida del apetito porque puede originar disminución del peso. También pueden aparecer alteraciones del estado de ánimo, están tristes, tienen más sensibilidad a las críticas, se muestran irritables. Otros efectos menos frecuentes incluyen aumento del ritmo cardíaco y de la tensión arterial. Aun cuando los estimulantes facilitan que los niños participen en actividades cooperativas y de juego debido al aumento del control de la actividad que conllevan, puede ocurrir que si los compañeros y amigos conocen que el niño toma medicación lleguen a discriminarlo y marginarlo. Por último, los expertos no olvidan los posibles efectos negativos sobre la autoestima y competencia del propio niño. Aquellos que toman fármacos pueden sentirse diferentes a los demás y considerar que sus éxitos en el colegio se deben a la acción de los fármacos más que a su propio esfuerzo y habilidad. • Tratamiento conductual-cognitivo: El tratamiento conductual de la hiperactividad se basa en el manejo de las consecuencias ambientales. Hablaremos de dos técnicas, las operantes y las cognitivas. Los métodos operantes se orientan hacia el control de las conductas alteradas y suponen que éstas dependen de factores, acontecimientos o estímulos presentes en el ambiente. Por tanto, al controlar las circunstancias ambientales es posible reducir, alterar y mejorar el comportamiento infantil. El modelo operante hace especial hincapié en las consecuencias que siguen a un comportamiento cuando aparece. Según este enfoque, las conductas se emiten y mantienen por los efectos que provocan en el ambiente. Cuando una conducta es seguida de consecuencias ambientales favorables, se mantiene en el repertorio de comportamientos habituales del niño. En consecuencia, en los casos de hiperactividad, la atención diferencial que prestan los adultos actúa como reforzador. En aras a la adaptación del niño se recompensan conductas apropiadas como, por ejemplo, realizar las tareas escolares, prestar atención a las explicaciones del profesor, al material escolar, concluir a tiempo y correctamente los problemas propuestos, permanecer sentado, no hablar sin permiso del profesor, no tirar objetos, etc. Mientras que, por el contrario, se tratan de extinguir los comportamientos anómalos. Es habitual que al principio del tratamiento las tareas que el niño ha de realizar para obtener ganancias sean de escasa complejidad, que irá en aumento a medida que progresa la terapia. El tratamiento de la hiperactividad tendrá lugar en el ambiente natural, es decir, en casa y en el colegio con lo cual deberá contarse con la participación de los padres y maestros quienes, en último caso y siguiendo las instrucciones del profesional, van a administrar las recompensas tras los comportamientos adecuados y extinguir las conductas no apropiadas. Las técnicas operantes han demostrado mejoras a corto plazo en el comportamiento social de los niños y en sus resultados académicos. Dentro de las técnicas cognitivas debemos hablar del Entrenamiento en Auto instrucciones y del Método de resolución de problemas. Las técnicas cognitivas parten de la base de que los niños hiperactivos tienen déficit en las estrategias y habilidades cognitivas que se requieren para ejecutar satisfactoriamente las tareas escolares. Por tanto, se considera que sus perturbaciones y comportamientos alterados son secundarios a las deficiencias cognitivas que les caracterizan. El Entrenamiento en Auto instrucciones consiste en modificar las verbalizaciones internas que un sujeto emplea cuando realiza cualquier tarea y sustituirlas por verbalizaciones que son apropiadas para lograr su éxito. El objetivo de la técnica no es enseñar al niño qué tiene que pensar sino cómo ha de hacerlo. Así pues, el método consiste en aprender un modo apropiado, una estrategia para resolver los fracasos y hacer frente a nuevas demandas ambientales. En cuanto a la eficacia del procedimiento, hemos de señalar que si bien es eficaz para modificar las estrategias cognitivas al menos en tareas sensomotoras, no modifica significativamente las conductas sociales alteradas y existen serias dudas acerca de que la estrategia aprendida se generalice y emplee para resolver tareas de la vida real. En cuanto al método de resolución de problemas incluiría dos técnicas, la de la Tortuga y el Entrenamiento en solución de problemas interpersonales. La técnica de la Tortuga que incluye además modelado y relajación, tiene como objetivo último enseñar a los niños a auto controlar sus propias conductas alteradas, impulsivas e hiperactivas. De manera resumida, el procedimiento consiste en definir y delimitar el problema actual, plantear las posibles soluciones al mismo y elegir una vez valoradas sus consecuencias y resultados, aquella que se considera más apropiada. Finalmente se ha de poner en práctica la solución elegida y verificar sus resultados a partir de los cambios o mejoras que se consiguen. El entrenamiento en solución de problemas interpersonales aplicado con niños impulsivos pretende reducir sus dificultades de adaptación social, mediante el aprendizaje de estrategias cognitivas que le permitan analizar los problemas interpersonales, buscar soluciones eficaces y aplicarlas en el marco de las interacciones sociales. En general, los programas basados en la aplicación de técnicas conductuales y cognitivas han logrado resultados favorables en alguno de los aspectos deficitarios del trastorno, como la atención, pero, sin embargo, queda pendiente la modificación de los comportamientos antisociales y el mantenimiento de la mejoría en períodos prolongados de tiempo. La combinación de procedimientos conductuales y cognitivos con el tratamiento farmacológico es una de las opciones más aceptadas y defendidas por los especialistas. No obstante, la decisión última sobre el tratamiento depende de factores como el estado clínico del niño, las posibilidades ambientales de aplicar las técnicas y el grado de aceptación de los adultos respecto a las alternativas terapéuticas disponibles. ORIENTACIONES PRÁCTICAS Aunque no podamos influir decisivamente en la aparición del problema, sí podemos contribuir a mejorar su evolución a través de dos vías de actuación. En primer lugar, enseñando a los propios niños hiperactivos a practicar ejercicios físicos y actividades encaminados a incrementar la inhibición muscular, relajarse, aumentar el control corporal y la atención y, en consecuencia, adaptarse a las tareas y demandas que se le plantean sobre todo en el colegio. En segundo lugar, actuando en el ambiente familiar y social que ejerce en todo caso una influencia determinante en el pronóstico de estos niños. Estas actuaciones se concretan en orientaciones y sugerencias específicas para que padres y profesores adopten actitudes positivas hacia sus hijos y alumnos, y pongan en práctica normas de actuación correctas que favorezcan las interacciones y faciliten la convivencia familiar y escolar. Algunas de las pautas recomendadas para favorecer las interacciones positivas entre padres e hijos son: • Si los padres establecen normas de disciplina es muy importante que las hagan explícitas, es decir, que el niño sepa exactamente qué es lo que se espera de él. • Las instrucciones y respuestas verbales de los adultos han de ser breves, precisas y concretas. • La respuesta de los padres ante la violación de las normas ha de ser proporcional a la importancia de la infracción. Es aconsejable que, antes de responder, los adultos se detengan unos instantes a pensar y valorar desapasionadamente lo ocurrido. • Es conveniente que los padres respondan a los actos de indisciplina con comportamientos concretos y previstos. No es aconsejable que lo hagan con castigos físicos. Por el contrario, es muy efectivo en los casos de incumplimiento de responsabilidades, como, por ejemplo, no acabar una determinada tarea comprometida de antemano, que los niños pierdan algunos privilegios ya adquiridos. • Los castigos deben tener una duración limitada, no es útil prolongarlos sistemáticamente, pues son difíciles de cumplir, pueden originar en el niño ansiedad y sentimientos negativos. • Tratándose de niños hiperactivos, no es aconsejable que los padres limiten las salidas de casa y los contactos con amigos. • Conviene establecer hábitos regulares, es decir, horarios estables de comida, sueño, para ver la televisión, hacer los deberes, etc. • Los adultos deben estar atentos y discriminar las señales que prevén la proximidad de un episodio de rabietas, desobediencia, rebeldía, etc.; de este modo, les será fácil controlarlo alejando al niño de la situación conflictiva, facilitándole juguetes que le puedan distraer, etc. • Cuando el niño tiene que realizar tareas nuevas, es útil ensayar con él para guiar su actuación. • Es esencial que los adultos adopten un enfoque positivo en sus relaciones con los niños. • Conviene no olvidar los efectos del aprendizaje social. Los niños observan lo que ocurre a su alrededor y después reproducen los comportamientos aprendidos Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA La familia deberá: • Tener normas claras y bien definidas. • Dar órdenes cortas y de una en una. • Propiciar un ambiente ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos. • Reconocer el esfuerzo realizado por el niño. Aumentar su autoestima. • Evitar ser súper protectora y no dejarse manipular por sus caprichos. • Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus acciones. • Darle pequeñas responsabilidades. • Aceptarle tal y como es. • Saber que el trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia. • Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades. Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA El profesor deberá: • Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se informe sobre él. • Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de él, entre niños tranquilos. • Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto visual con el niño. • Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas a medio hacer. • No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo. • Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco. • Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su mesa. • Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc. • Darle ánimos continuamente, una palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc. • Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal. • Tener entrevistas frecuentes con los padres para seguir su evolución. Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA El terapeuta deberá: • Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo. • Darles pautas de conducta y actuación con su hijo. • Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria, discalculalias, disgrafías, etc) • Entrenarle en la resolución de problemas.. • Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele presentar problemas con los demás. • Entrenarle en técnicas de relajación... En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando continuos estudios, puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental es que se reconozca el síndrome como tal. Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas... Causas de la hiperactividad La hiperactividad infantil es muy común. Se cree que la causa podría ser una pequeña disfunción cerebral bastante frecuente. Disfunción, por supuesto, porque los que se han encargado de clasificarla opinan que no es funcional, es decir, práctico. Lo práctico sería que todos fuésemos igual de útiles. Se le viene a uno a la mente la imagen de las fábricas coreanas, en las que el ser humano es una pieza más de la cadena de montaje. El hijo hiperactivo es simplemente humano, otra forma maravillosa del azar. Seguro que encuentra su lugar, no te obsesiones. Causas, incidencia y factores de riesgo Los estudios imagenológicos sugieren que los cerebros de los niños con trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA) son diferentes de los cerebros de otros niños. Estos niños manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compañeros. El THDA puede ser hereditario, pero no está claro qué lo causa. Cualquiera que sea su causa, parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se está desarrollando. La depresión, la falta del sueño, las dificultades de aprendizaje, los trastornos de tics y los problemas de comportamiento se pueden confundir con o aparecer junto con el THDA. Cada niño sospechoso de padecer este trastorno debe tener una evaluación cuidadosa para determinar lo que está contribuyendo a sus comportamientos que están causando preocupación. Convivir con el niño hiperactivo "No existe un método único que sea mejor que otro para criar a un niño hiperactivo; del mismo modo que no hay una única manera de educar. La mejor guía siempre será la que vosotros escojáis. Solo recordad que la mejor forma de construir esa atención perdida del niño hiperactivo será reconociendo sus -mínimos aspectos positivos-. La mejor recompensa que recibirá de vosotros vuestro hijo es vuestra reacción positiva". Con este tercer artículo sobre el déficit atencional con hiperactividad pretendemos guiar un poquito a los padres que se encuentran con el reto de comprender y a la vez ayudar a su hijo diagnosticado con Déficit atencional con hiperactividad, y, a la vez, abrir más dudas aún no dilucidadas con los anteriores artículos. Para empezar muchos padres os pensáis que vuestro hijo podría ser uno de esos niños pero todavía no estáis seguros y el primer paso de llevarlo al médico-psiquiatra o especialista es difícil; para vosotros, os sugiero que contestéis este primer cuestionario para saber si vuestro diagnóstico podría ser acertado o, por el contrario, vuestra paciencia es bastante limitada. Recordamos que con este cuestionario simplemente apoyamos nuestra hipótesis de que algo no va bien en el niño o niña de 6 a 16 años. A partir de este resultado hay que contactar con el pediatra o médico que lo lleve o bien con los especialistas del tema. Ellos valorarán globalmente al niño para efectuar el diagnóstico verdadero y a partir de ello poder tratar al niño. Debéis tener en cuenta que el breve cuestionario aquí incluido sólo os da pautas pero no concluye nada ni en sí mismo tiene un valor diagnóstico. Aclarado esto pasamos a suponer que vuestro hijo o hija ha sido diagnosticado de ADHD (déficit atencional con hiperactividad). Lo primero es obtener toda la información para ayudarlo porque no es un trastorno ocasional sino que lo acompañará a lo largo de su vida y nosotros, los padres tenemos que convivir con él. El tratamiento médico-psicológico es sumamente importante pero nosotros, su entorno familiar somos su máximo sostén y apoyo. De nosotros depende gran parte de su evolución. Una convivencia favorable facilitará su inserción y su desarrollo mientras que una convivencia negativa quebrará todavía más su interior pudiendo desencadenar otras enfermedades psicológicas. Y en este punto quiero contaros un caso que realmente he vivido de cerca: Alberto empezó a mostrar signos de hiperactividad cuando tenía alrededor de los tres años. Siempre lo cuidaban los abuelos porque su madre trabajaba y cuando volvía a casa apenas tenía ganas de niño. Los que le rodeaban explicaban su hiperactividad como que era un niño travieso y nervioso como su madre de pequeña pero esto no representaba nada y no necesitaban ningún psicólogo para explicar o tratar una conducta que ellos consideraban normal en los niños. Ya tendría tiempo de cambiar, decían. Yo interiormente sufría por un lado porque estaba diagnosticando algo que apenas conocía y lo hacía en la piel de alguien familiarmente cercano y, por otro lado, porque no daban el menor crédito a mi conocimiento y ellos eran quienes me impulsaron en la entrada en la universidad. Trate de buscar referencias en el pasado para determinar qué podría haber causado el trastorno, un trastorno bastante poco corriente para una estudiante de Psicología que sólo conocía lo que los libros decían. La única cosa que podía ser causa era la manera de relacionarse madre e hijo en los primeros meses de vida. Su relación era negativa por un lado por la depresión post-partum de la madre y por otro por el mal contacto que tenía con el bebé, cada vez más necesitado de un cariño que se le negaba. Me empecé a desligar del problema porque vi que jamás me harían caso ya que levantaron fuertes defensas ante mis profecías. Pasó el tiempo y cuando Alberto contaba con 6 años e inició la escolaridad, fue allí, en la escuela, donde les alertaron que algo ocurría porque el niño se mostraba disperso y descontrolado. En definitiva, acudieron a un especialista quien les confirmó mi diagnóstico inicial y fue entonces cuando lo pusieron en tratamiento médico. Pero el tratamiento médico no era suficiente y entonces inició sesiones terapéuticas pero sólo él, con lo cual la evolución no era favorable porque el entorno familiar seguía siendo el mismo: un padre siempre ausente que trataba de llegar a casa lo más tarde posible para evitar lo problemas y una madre infantil e histérica que sólo se preocupaba por sí misma. Su relación con el niño empezó a parecer temerosa como sí tuvieran miedo de sus reacciones. El niño empezó a adquirir cierto poder en el seno familiar por incomprensión de su enfermedad pero seguía siendo infeliz porque no sabía lo que le ocurría y sus padres estaban afectivamente muy lejos de él. Para paliar la incomprensión y el desajuste de ese núcleo familiar, decidieron tener otro bebé y ese acontecimiento alteró profundamente la ya inestable personalidad de Alberto. Los abuelos trataron de suplir el cariño que no recibía de los padres dándole todo lo que quería con la consecuencia de que el niño se volviera caprichoso. En la actualidad cuenta 12 años y todos le toleran porque le temen y ese poder alcanzado, que en un pasado era importante para Alberto, deja de serlo actualmente cuando ya es consciente de que es un niño diferente, y que en los 6 años que ha sido medicado, tratado y cambiado de especialista sólo ha sido un problema por resolver para los padres, la escuela y sus compañeros. Una incomprensión y falta de apoyo de su entorno inmediato han propiciado la evolución desfavorable de Alberto. Nadie tiene la culpa pero él menos que nadie. En la escuela los niños hiperactivos viven un mayor reto que en su entorno familiar porque en la escuela no tienen su apoyo habitual que suelen ser los padres. En el colegio muchos profesores no suelen saber como tratarlos porque estos niños rompen los esquemas de la clase que pudieran tener pre-establecidos los maestros. A veces les regañan o les castigan porque alborotan o no prestan atención pero hay que pensar que un niño hiperactivo no sabe porqué actúa como lo hace, no tiene la intención de ser del modo que es, simplemente no puede evitarlo. Una estrategia que puede resultar más positiva con los niños hiperactivos es aceptar que hay un problema y adaptar el aprendizaje a ese problema. Por ejemplo si se tiene que aprender algo nuevo deberá hacerse paso a paso y a pequeñas dosis porque estos niños no pueden mantener la atención tanto tiempo como el resto de niños. Hay que tener en cuenta que también se cansan más, así es que deberán de incorporarse más periodos de descanso para que el resultado final sea mejor. Cuando enseñas a niños con ADHD hay que tener en cuenta que no pueden prestar atención a un gran abanico de conceptos, así es que en su caso debemos resaltar lo importante. Su ritmo de aprendizaje será distinto del resto del grupo pero hay que tratar al niño individualmente para evitar que el aprendizaje escolar sea la causa de problemática añadida. La escuela debe ser flexible y tratar a estos niños según las necesidades de cada uno. El tema de los compañeros es otra fuente de problemas; los niños con ADHD son niños poco populares y normalmente rechazados por su habitual inconformismo e impaciencia. Una manera de ayudarlo es estimularlo a que siga adelante, que no se dé por vencido, que trate de entender cómo se sienten los otros niños frente a sus reacciones. En el entorno familiar el primer problema que surge es el sentimiento de culpa que flota en cada uno de los componentes. Los padres pueden enfrentarse uno a otro por ese trastorno que presenta el niño, no comprenden las causas ni a menudo como abordarlo y piensan que el fármaco y las sesiones terapéuticas serán suficientes. Los padres tienden a ver los aspectos negativos que son las consecuencias del trastorno pero éstos se agrandan porque toman como base un niño normal y un niño con ADHD no lo es. Si en vez de esto trataran de reconocer los puntos positivos de su conducta seguro que el niño se sentiría más apoyado. Si se parte de la base de que el niño hiperactivo no atiende y no para quieto y nos fijamos en el rato que pasa quieto y atendiendo seguro que lo veremos de otra manera. Además si le reforzamos positivamente por cada rato que pasa atendiendo o quieto potenciaremos su autoestima y lo ayudaremos a desarrollarse más eficazmente. A menudo la mejor recompensa que pueden recibir es la atención de los padres. Las buenas recompensas deberán ser: 1. Ofrecidas con amor y cariño. 2. Consistentes. 3. Inmediatas. 4. Agradables. El entorno del niño hiperactivo debe ser evaluado y tratado porque la evolución del mismo depende de ello. Los padres tienen que poder acudir a terapia, para tratar los conflictos que se generan al tener un niño con este trastorno en la familia. Los padres de Alberto siguen su propio camino y cada vez que pasa el tiempo se sienten más indefensos ante la enfermedad del hijo. Han formado tríada con su otro hijo pequeño dejando de lado el "gran problema", Alberto. Cada vez lo soportan menos y entre ellos dos ya no existe química posible. Han tirado por la borda su vida pero lo más triste es que han volcado a Alberto a un fracaso cantado en todos los aspectos de su vida. ¿Qué futuro más desolador le espera? Estos padres no fueron responsables de la hiperactividad de su hijo pero sí lo son de su mantenimiento y negativa evolución. Trata de comprender a tu hijo hiperactivo y ayúdalo. Él necesita de ti a pesar de no saber decírtelo. Tu apoyo es más necesario que la medicación diaria. Preocúpate por él y no lo des por perdido. Guías para vivir en familia con un niño hiperactivo El convivir con un niño con déficit de atención suscita una mezcla de sentimientos. Por una parte reconocemos sus valores personales y lo queremos sinceramente. 1. Acepte las limitaciones de su niño Los padres no deben pretender eliminar totalmente la hiperactividad en sus hijos, se trata solamente mantenerla dentro de un límite razonable. La hiperactividad no es algo intencional. Un desmedido esfuerzo por trasformar su niño de lo que es a un niño modelo puede causar mas peligro que bien. Usted debe aceptar el hecho de que su niño es intrínsecamente activo y enérgico, muy posiblemente así será siempre. Es probable además que esta característica le conllevara grandes ventajas en su vida. Guías para vivir en familia con un niño hiperactivo Nada es más útil para un niño hiperactivo que el tener un padre tolerante y paciente que lo sepa comprender y que sepa contener o encauzar ese torrente de energía que tienen los niños con déficit de atención. . 2. Provea salidas razonables al exceso de energía de su niño La energía no puede ser represada, ni guardada. Estos niños deben mantener actividades que les permitan canalizar el exceso de energía, por ejemplo correr, practicar algún deporte o hacer caminatas. Cuando el mal tiempo se impone y no es posible tener actividades al aire libre el niño necesita un sitio dentro de la casa donde pueda divertirse y estar a gusto sin necesidad que critiquemos su actividad. Si no es posible tener a disposición un gran cuarto de juegos, de pronto el garaje puede ser una buena solución. Lo anterior no quiere decir que debamos estimular demostraciones inapropiadas de actividad, simplemente queremos canalizar la energía del niño. Los adultos debemos cuidarnos de no generar excesivos roces con estos niños por exceso de órdenes o por querer imponer patrones rígidos de comportamiento. Los hermanos deberán tener prohibido el estimular conductas inadecuadas por ejemplo: el "oye tu cógeme" o "juguemos a pegarnos" no deben tolerarse porque el niño hiperactivo no sabe cual es el limite hasta donde puede llegar y en donde detenerse siendo esta una fuente de disgustos y peleas. El dar alguna gratificación a la conducta brusca de un niño lo llevara la adopte como un patrón de interacción con la otra gente, lo cual puede ser francamente inadecuado. 3. Mantenga su vida de familia dentro de un modelo organizado Las rutinas en la casa ayudan a los niños hiperactivos a aceptar el orden. Mantenga horarios para las comidas, las tareas deben ser cumplidos en determinado esquema, debe haber horas de irse a la cama. Todo lo anterior del modo mas consistente posible. Cuando los padres tienen respuestas previsibles frente a los diferentes eventos diarios, están ayudando al niño a que también el actúe de un modo mas previsible. 4. Trate de evitar la fatiga en estos niños Cuando su niño esta muy fatigado posiblemente pierda su capacidad de auto control y entonces las conductas de hiperactividad se vuelven extremas. 5. Evite los lugares o situaciones demasiado rígidas o formales Aquellos ambientes en los cuales la hiperactividad es demasiado inapropiada o embarazosa deben ser evitados por completo. Ejemplos típicos podrían ser el comportamiento en determinados restaurantes o las visitas a algunos miembros de la familia o, en algunos casos, la asistencia a ceremonias religiosas. El quitar importancia al comportamiento del niño durante los viajes en carro o en los supermercados ayuda a reducir fricciones innecesarias entre el niño y sus padres. Después del que el niño desarrolle adecuadas conductas de auto control en la casa las actividades anteriores pueden ser gradualmente introducidas . 6. Mantenga una disciplina firme. Los niños hiperactivos son, sin lugar a dudas, unos niños difíciles de manejar. Necesitan, mucho más que cualquier niño promedio, una disciplina precisa y firme, cuidadosamente planeada y consistentemente llevada a cabo. Las reglas deben ser promulgadas principalmente para prevenir peligros al niño o a otras personas. Conductas agresivas o manipuladoras no deben ser aceptadas de ningún modo en el niño hiperactivo como tampoco en el niño normal. Aunque las conductas agresivas puedan ser expresión de hiperactividad deben ser totalmente eliminadas. También deben haber reglas claras que prevengan la destrucción de cosas que sean importantes para la familia o para alguno de sus miembros. Reglas innecesarias, sin embargo, deben ser evitadas. Estos niños son menos tolerantes. La familia necesita unas cuantas normas claras para funcionar, esas deben ser cumplidas. Otras, pueden ser añadidas en la medida en que el ritmo del niño lo permita. Los padres no deben estar detrás de su hijo todo el tiempo con correcciones o regaños innecesarios. 7. Imponga disciplina sin necesidad de castigos físicos. Toda familia con un niño hiperactivo debe tener previsto un rincón de aislamiento) a donde enviar el niño en los casos en los cuales el simple mostrar desaprobación no es suficiente. Es importante aislar al niño momentáneamente (tiempo fuera) del ambiente donde ha mostrado una conducta inapropiada. En el hogar, este rincón podría estar localizado en la alcoba del niño. Lograr éxito en el manejo de niños hiperactivos sin contar con un sitio en el cual podamos aislarlo, es poco probable. El castigo físico debe ser evitado a toda costa. Lo anterior es válido para todos los niños pero particularmente en los hiperactivos. El hacerlo es enseñarles que a través de la agresión podemos lograr cosas y que en determinados casos esta puede ser aceptable. Para poder aprender a ser menos agresivos, estos niños necesitan modelos adultos que les enseñen auto control y tranquilidad. 8. Trate de aumentar paulatinamente el período de atención de su niño. Para prepararlos al colegio es necesario premiar su conducta no hiperactiva e ir aumentando paulatinamente su período de atención. Un buen ejemplo es mostrarle láminas o dibujos en un libro. Si permanece atento podemos premiarlo con un abrazo o con una frase de alabanza. Luego podemos leerle historias. Más adelante estimularle el colear dibujos y premiarle por ello. Otro ejemplo es el jugar con bloques y luego progresar eventualmente a jugar dominó, cartas o dados. O el juego de parejas que es un excelente modo de ir construyendo su memoria y su capacidad de concentración. En general, aquellos juegos en los cuales hay un grado de dificultad progresivo son recomendados porque le permite al niño avanzar de cosas sencillas a otras más difíciles. Los juguetes del niño no deben ser excesivos en número porque esto puede aumentar su distracción. Además deben ser seguros y relativamente indestructibles. Tratamiento de la Hiperactividad en niños de 6 a 8 años La Hiperactividad, se caracteriza por excesiva intranquilidad, concentración lábil, reducción del tiempo de atención y pobre control de impulsos. Estas características determinan frecuentes dificultades en la conducta y el aprendizaje escolar. Este Trastorno de Conducta y/o Emocional consiste en el cambio continuo de una actividad a otra, que se manifiesta en una gran intranquilidad, ajena a la voluntad del niño, por lo que no cesa ni disminuye con órdenes dirigidas al pequeño. Esto hace que el niño sea considerado como un "malcriado insoportable", que muchas veces, incluso, llega a ser rechazado por los adultos. Hay algunas actividades muy difíciles para estos niños, por ser muy pasivas y obligarlos necesariamente a estar sentados, tranquilos y concentrados, por eso es que en las actividades educativas de mesa (recortado, modelado, dibujo) o en las de lectura de cuentos, observación de láminas o de nociones matemáticas, se cansan pronto, estropeando su trabajo y dirigiendo su energía a molestar a los demás. Es bueno señalar que esto no lo hacen por malacrianza, sino porque no son capaces de controlar sus impulsos. Puede pensarse que esta intranquilidad agote al niño y lo haga dormir profundamente a la hora de la siesta, pero no ocurre así, en este momento el niño se muestra también intranquilo, se niega a dormir o demora en hacerlo, e incluso, cuando lo logra, se mueve dormido, habla y da la impresión de que no descansa. Como ya habíamos dicho, el niño no es responsable de esta manera de actuar y si los adultos no saben conducirlo, pueden crearle problemas mayores, pues se dificultaría más su educación, causándole retraso en el aprendizaje. Es conveniente aclarar que hay edades en que un aumento en la actividad es totalmente normal. La hiperactividad es difícil de controlar debido al trabajo tan agotador que es necesario realizar con estos niños, que por su gran intranquilidad manifiestan generalmente una falta de atención que dificulta su comprensión de lo que se les dice, porque no pueden estar quietos el tiempo necesario para escucharlo. Esto hace que no realicen bien las actividades, lo que lleva a veces a pensar que no comprenden y que se les achaquen problemas de inteligencia, que realmente no tienen. Es útil que se conozca que el niño hiperactivo puede ser inteligente y, sin embargo, ser incapaz de demostrarlo a causa de su dificultad para atender y concentrarse. ¿Qué provoca esta Hiperactividad? La hiperactividad puede comenzar como resultado de la incubación de una enfermedad física o el restablecimiento de ella, o producirse como respuesta a problemas durante el embarazo o el parto, enfermedades infecciosas graves durante las primeras edades, o un golpe fuerte. El tipo de sistema nerviosode los niños es otro elemento a considerar, algunos pequeños tienen un temperamento más activo que otros. También puede ser originada por estados de ansiedad provocados por problemas familiares, como la llegada de un hermanito, la separación de un familiar, el divorcio de los padres, el cambio de vivienda, etc. Pero, generalmente, obedece a procedimientos incorrectos en la educación de los pequeños, dados por el rechazo o el trato agresivo de los adultos, la imposición de órdenes y prohibiciones absurdas que el niño no comprende y que van en contra de su desarrollo; también porque se les deja muy poca libertad en su iniciativa, indicándoles siempre las formas en que deben actuar o porque se organiza su vida y actividad de manera inadecuada, forzándolos a grandes esperas o a grandes períodos de actividad pasiva. ¿Qué hacer con la Hiperactividad? 1- Es fundamental tratar a los niños con mucha paciencia y afecto, para poder ayudarlos a desarrollar poco a poco el autocontrol, la disciplina, la atención y la capacidad de esperar. Para ello es imprescindible aceptar al pequeño, no rechazarlo ni regañarlo continuamente porque corre, porque habla rápido, porque está intranquilo, para lograr que el niño se acerque al adulto y así poderlo guiar. 2- Se les debe tratar cariñosamente y siempre de forma calmada, sin gritos ni gestos de desesperación. 3- Es muy importante no hacer comentarios negativos sobre su conducta que el pueda oír y sobre todo, no ponerle nombres como '' ciclón '' o '' bola de humo '', que lo que harán será disgustarle con el adulto y alejarlo de él, disminuyendo así las posibilidades de orientarlo convenientemente. 4- Es imprescindible darle libertad de movimiento, preferiblemente en áreas abiertas. Esto no significa que se les deje hacer siempre lo que quiere, sino que se organice su horario de vida, combinando las actividades pasivas con otras intensas, donde el niño pueda saltar y correr a su gusto. Debe comenzarse con las pasivas, que al inicio serán muy cortas, e ir aumentando, poco a poco, su tiempo de duración. 5- No se debe obligar al niño a estar sentado más tiempo del que realmente puede mantenerse. Es preferible que esté poco tiempo interesado en una actividad, que hacerlo permanecer mucho rato en lo mismo sin atender a nada de lo que se está haciendo e incluso, a veces, perturbando a los demás. Es importante que no vean las actividades pasivas como un castigo, sino que se debe tratar de que se interesen por ellas. 6- Hay que tener en cuenta que las actividades con estos niños deben ser mas cortas (puede permitírseles levantarse antes de terminar, mientras se van adaptando a las actividades pasivas, o utilizar sus energías para situarles pequeñas tareas fáciles que sean de su agrado, tales como distribuir los materiales, arreglar el área, recoger los juguetes, etc. 7- Es conveniente que se ayude a estos niños en las actividades en que tengan que concentrar la atención; es importante primero despertar su interés por la actividad, para luego sentarse con ellos y guiarlos por los pasos necesarios para su realización, para así formarles el hábito de concentrarse. 8- El elogio es muy útil en la educación de estos niños y hay que aprovecharlo siempre que realicen una actividad en la que hayan tenido que estar tranquilos y concentrados. Sin embargo, también es necesario cuidar mucho de no avergonzarlos delante de los demás cuando algo no les salga bien. Nunca debe sentársele para tratar de frenarles su actividad, esto los alterará y empeorará su conducta en vez de tranquilizarlos. 9- Para lograr que estos niños se tranquilicen, es fundamental proporcionarles un ambiente de calma; deben evitarse las conductas alteradas y los ruidos fuertes a su alrededor. 10-Por último, es imprescindible lograr que estos niños descansen. Después de una mañana activa, el niño debe dormir una siesta. Para lograrlo, es preferible alejarlo un poco de los demás para que no lo molesten ni él pueda a su vez , molestar a los demás niños. La hiperactividad requiere de una atención sistemática, sedada y paciente, por parte de los adultos y dirigida en beneficio del desarrollo de los niños que la presentan. Los pequeños hiperactivos delatan su incesante y constante cambio de actividad que, dicho sea de paso, va acompañada por una mantenida inquietud, por lo que a veces les resulta imposible concentrar su atención sobre cuanto hacen, lo cual repercute en su vida, y en particular, en la escuela. También resalta en este tipo de niños lo que aparenta ser una fuente inagotable de energías, donde el tiempo parece no tener fin para el, siempre esta dispuesto a acometer la tarea que se le antoje, y casi siempre, a pesar de su agotadora jornada cotidiana, se niega a dormir o duerme poco. La hiperactividad en algunos suele ser transitoria, y su génesis puede partir de problemas familiares que les hayan afectado: papá y mamá se han divorciado, y uno de ellos se fue de la casa; la muerte de una persona querida; una preparación insuficiente para la llegada de un nuevo hermanito; Características de la Hiperactividad 1. Gran intranquilidad. 2. Indisciplina constante, lo cual se traduce en desobediencia ante lo que se les dice. 3. Poca concentración y nivel de atención bajo, ante las diversas tareas, actividades y responsabilidades que se les orientan. 4. Poca coordinación y fluidez del movimiento en las actividades que realiza. 5. En algunos casos se manifiestan trastornos del lenguaje y del aprendizaje. 6. Se presenta con frecuencia alteraciones en el sueño. 7. Presenta estados de ansiedad constantes. 8. Se manifiesta con gran frecuencia la agresividad, en algunos casos llegan a la violencia física y verbal. 9. Presentan poco autocontrol y autodominio. 10. Manifiestan poco interés ante las actividades y juegos de carácter pasivo (Domino, Parchís, Dama, Ajedrez, etc.). Causas de la Hiperactividad: 1. Inadecuado manejo de los padres en la educación de sus hijos: a)- Rechazo. b)- Trato agresivo de los adultos. c)- La imposición de órdenes y prohibiciones absurdas. d)- Poca libertad ante una iniciativa del niño. e)- Organización de la vida del niño de manera inadecuada. 2. Problemas durante el embarazo. 3. Mala manipulación durante el parto (Forcet, etc). 4. Enfermedades infecciosas graves durante las primeras edades. 5. Algún golpe fuerte recibido. 6. Algún defecto o enfermedad física. 7. Estado de ansiedad. 8. Acontecimientos potencialmente traumáticos: a)- Incorrecta preparación del niño ante la llegada de un hermanito. b)- Incorrecta preparación del niño ante la separación de un familiar. c)- Incorrecta preparación del niño ante el divorcio de los padres. d)- Incorrecta preparación del niño ante un cambio de vivienda. Consecuencias: 1. Trastornos de la Personalidad. 2. Trastornos del Aprendizaje severos. 3. Trastornos del Lenguaje. 4. Delincuencia Juvenil. 5. Alcoholismo, Tabaquismo. 6. Violencia, Agresividad. ACTIVIDADES A REALIZAR CON EL NIÑO HIPERACTIVO 1- Ejercicios para el desarrollo de capacidades físicas. a)- Ejercicios para desarrollar las capacidades físicas condicionales: • Fuerza. • Rapidez. • Resistencia. b)- Ejercicios para desarrollar las capacidades físicas coordinativas: • Equilibrio. • Coordinación. • Ritmo. • Orientación Espacial. c)- Ejercicios para el desarrollo de la Motricidad Fina. d)- Ejercicios Respiratorios. e)- Ejercicios para desarrollar la Concentración de la Atención. f)- Ejercicios de Relajación. g)- Ejercicios para desarrollar la Agilidad Mental. 2- Juegos: Se seleccionaron 20 Juegos los cuales van encaminados a desarrollar la concentración de la atención, precisión, coordinación, ritmo, poder de análisis, socialización así como eliminar o disminuir la agresividad y violencia. 3- Actividades Musicales y Recreativas: Se utilizaron con el propósito de desarrollar el ritmo, la coordinación, la concentración de la atención, reconocimiento del esquema corporal y la expresión corporal entre otros aspectos. Las canciones seleccionadas fueron: § Pitufos. § Los Perritos. § Mi Jardín Florido. § Pequeños Deportistas. § El Trencito. § Pequeños Pescadores. § Mi gallito. 4- Sistema de Ejercicios de la Cultura Física China: Ejercicios al Estilo Taiji (Taichí): • Postura Natural. • Respiración de la Burbuja. • Sacar y Hundir la Luna del Lago. • Lenguas del Dragón. • Recuperaciones. • Dispersiones. • Postura Natural. Ejercicios de Qigong (Chikung): • Nutrir el Qi. • Incorporar y condensar el Qi con Mudra Oval. • Circulaciones. • Nutrir el Qi. • Recuperaciones. • Dispersiones. • Postura Natural. 5- Psicoterapia Individual. Se realizaron conversatorios y charlas con el objetivo de obtener información y modificar conductas por medio de la sugestión y racionalización. 6- Orientación a padres y familiares sobre el manejo de sus hijos en lo que denominamos las ''Escuelas de Padres''. Se deben realizar 12 sesiones de tratamiento, siendo la primera una sesión abierta donde los padres manifiesten libremente las dificultades que tienen con sus hijos, tratando de detectar patrones de abandono, carencia afectiva, autoridad dividida, acontecimientos potencialmente traumáticos ( conflictos familiares, divorcio), métodos educativos inadecuados de los padres y familiares, etc. En las sesiones siguientes se imparten charlas y conferencias a los padres con el objetivo de que tengan un mayor conocimiento sobre las características, causas y consecuencias de la Hiperactividad así como se debe trabajar en relación a las actitudes inadecuadas, ofertándose solucionesa algunos problemas individuales que puedan presentar los padres. En la última sesión se darán las conclusiones del tratamiento, donde se darán las categorías de Alta y Alta Mejorada, donde la primera se le otorga a los niños que hayan solucionado su problemática. La segunda categoría (Alta Mejorada) se otorgará en el caso de los alumnos que superen parte de la problemática pero no totalmente y por lo tanto deben incorporarse a un nuevo tratamiento. ORIENTACIONES METODOLÓGICAS Como parte del Tratamiento Integral deben realizarse durante el curso escolar, cortes evaluativos cada tres meses, con el objetivo de valorar los resultados que se van obteniendo en cada período, y de esta forma darle el alta a los niños que hayan solucionado su problemática. Para los niños comprendidos dentro de las edades de 6 a 8 años se recomienda que la sesión de tratamiento debe tener una duración entre 45 y 60 minutos con cuatro frecuencias semanales, es decir aproximadamente 3 o 4 horas por semanas, en la cual se deben realizar las actividades mencionadas anteriormente. En este tratamiento se le debe prestar especial atención a las diferencias individuales en las diversas actividades que el niño recibe, sobre todo a los aspectos psicosociales y al desarrollo de las capacidades físicas, fundamentalmente a los niños que más síntomas negativos posean, sin descuidar la atención a los que menos sintomatología manifiesten. PARTICULARIDADES DE LA SESIÓN DE TRATAMIENTO CON NIÑOS HIPERACTIVOS En cada sesión de tratamiento se le deben asignar a los alumnos tareas y responsabilidades individuales que les permita una mayor participación dentro de la dinámica grupal. Para trabajar el movimiento se deben utilizar diversas formas organizativas tales como: caminar dispersos por el local, unirse en parejas, tríos, círculos, etc. El profesor en la aplicación del tratamiento debe priorizar aquellas técnicas, ejercicios y actividades que vayan destinadas a erradicar o disminuir la excesiva intranquilidad, agresividad y violencia que pueden traer consigo trastornos de la personalidad. De igual forma debe propiciarse un nivel adecuado de relajación en el niño lo que le permitirá sentirse más ecuánime, sedado y tranquilo en su relación con los demás alumnos y amigos. El profesor deberá darle seguimiento sistemático al comportamiento del niño en el grupo, en la escuela, en el barrio y en la familia y a la vez darle tratamiento a aquellos que presenten dificultades en el medio social en que viven. Además debe tenerse en cuenta el tratamiento conjunto a enfermedades congénitas o adquiridas asociadas a la hiperactividad, como es el caso del Asma Bronquial, Ortopedia, Ansiedad y otros trastornos emocionales, etc. La forma de realización de los ejercicios y actividades debe cumplir el principio del aumento gradual y progresivo de las cargas(de lo sencillo a lo complejo), donde se pongan de manifiesto la cooperación y ayuda mutua, la comunicación, el trabajo en grupos en el cual todos se sientan parte integrante del mismo, es decir que el ejercicio influya positivamente en el desarrollo de la socialización. En relación a los juegos, primero deben utilizarse los juegos de movimiento, los que propiciaran en el niño un incremento del Gasto Energético y después utilizar Juegos encaminados al desarrollo de la expresión corporal, para mediante estos ejercitar el ritmo, la coordinación, las dramatizaciones y después incluir la realización de los juegos pasivos, los cuales influyan en la relajación de los mismos. Todos estos Juegos permiten desarrollar la creatividad y participación en las clases. Las actividades musicales y recreativas tienen su medio fundamental en la utilización de diferentes canciones infantiles, las que el niño podrá interpretar corporalmente acorde al contenido de la letra, siempre de forma libre, constituyendo una forma recreativa de expresión dentro de la clase. Se recomienda que al inicio se realice el movimiento corporal sin música mediante la imaginación y creatividad del niño para después incorporar la música donde el alumno pueda combinar la expresión corporal con la canción infantil y a la vez que logre cantar la misma. La utilización de una serie de ejercicios al Estilo Taiji (Taichí), nos va a permitir de forma general, la relajación del niño con este trastorno de la conducta y/o emocional, enseña al mismo a controlar su intranquilidad en momentos de crisis, dados por el incremento de síntomas negativos. Según la estación del año en que se realicen estos ejercicios se pueden lograr varios objetivos, tales como incrementar el gasto energético y tranquilizar y sedar al niño. ESCUELAS DE PADRES Una de las actividades que resulta imprescindible en el tratamiento de la timidez es la denominada "Escuelas de padres", la cual consiste en la orientación a padres y familiares sobre el manejo de sus hijos. Se deben realizar varias sesiones durante el tiempo que dure el tratamiento integral. La primera sesión se caracteriza por ser abierta, en la cual los padres expresan libremente las dificultades que tienen con sus hijos, tratando de detectar patrones de agresividad y violencia, abandono, perfeccionismo, disparidad de criterios y autoridad dividida, acontecimientos potencialmente traumáticos (divorcio, conflictos familiares), actitudes inadecuadas de los padres, etc. En las sesiones siguientes se les explica a los padres en primer lugar, qué es un niño hiperactivo, cuáles son sus características, entre otras. Se debe trabajar en relación a las actitudes inadecuadas, así como se le brindarán soluciones a algunos problemas individuales que pueden presentar los padres. En la última sesión se realizará la conclusión del tratamiento integral, en la cual se valorará la erradicación o disminución de síntomas y conflictos en las áreas familiar, escolar, personal y social, además serán dadas las siguientes categorías a los niños: - ALTA: En el caso de los niños que logren solucionar su problemática en relación a la erradicación de los síntomas característicos de la Hiperactividad. - ALTA MEJORADA: En el caso de los niños que hayan superado parte de la problemática pero no totalmente y por lo tanto deben continuar un nuevo tratamiento. FORMAS DE EVALUACIÓN DEL TRATAMIENTO Se deben realizar test psicométricos y comparación de los resultados académicos al inicio y al final del tratamiento. Además se propone que se realice una entrevista inicial y encuesta al final del tratamiento a los padres, así como se deben realizar encuestas a los maestros al inicio y al final del tratamiento. Los test psicométricos a utilizar son: 1- Test Proyectivo de Familia. 2- Test de Rotter. 3- Test de H.T.P (Árbol, Casa, Persona). 4- Test de Matrices Progresivas de Raven (C.I) 5- Test Proyectivo "Roña, Miedo y Deseo" (R.M.D). 6- Test de Bendel. 7- Test de Procesos Psíquicos Cognoscitivos. Los cuatro primeros test se realizan al inicio del tratamiento, el 1 y 5 al final del mismo. Se debe realizar en la semana anterior al inicio del tratamiento un test postural a cada niño con el objetivo de detectar o prevenir deformidades de la columna vertebral y de esta forma indicar los ejercicios posturales específicos para cada niño. ACCIONES: Ø Realizar censo de cantidad de niños que presenten rasgos característicos de la Hiperactividad en cada país. Ø Utilizar los Medios de Comunicación Masiva para dar a conocer las principales características de la Hiperactividad y como solucionando este problema de conducta estamos evitando que en un futuro estos niños posean rasgos de Agresividad y Violencia, ya que constituye un factor de riesgo. Ø Propuesta de Programa o Tratamiento Integral para la Atención de la Hiperactividad en Niños Escolares comprendidos dentro de las Edades de 6 a 8 años, mediante la Rehabilitación Terapéutica, donde la Actividad Física, el tratamiento psicoterapéutico y la Familia desempeñan un rol fundamental, y de esta forma estamos evitando que estos niños en la Adolescencia y Juventud posean Trastornos Severos de la Personalidad. Este Programa elevaría la Calidad de Vida de la Población pues alejaría la posibilidad de que sean en un futuro personas con rasgos de violencia, agresividad así como padezcan de Drogadicción, Alcoholismo, Tabaquismo, Depresión, Ansiedad, y Estrés excesivo. Ø Vinculación Escuela, Familia, Comunidad y Clínica o Centro de Salud. Estrategias para una clase con un niño hiperactivo Este es un espacio creado para todos aquellos maestros que trabajamos diariamente en un aula con niños regulares pero que además tenemos en el grupo un pequeño con características de déficit de atención que puede o no acompañarse de hiperactividad. LA MITAD LLEGA A VENCERLO DE ADULTO. Con la edad, la mitad de estos niños pueden llegar a vencer este trastorno intentando controlar la hiperactividad y mejorar su déficit de atención, utilizando "ciertas estrategias como apuntarse las cosas", aseguró Artigas. Sin embargo, el resto lo seguirá sufriendo de adulto. A pesar de que este trastorno se detecta cada vez más, muchos profesores, especialistas médicos y familias siguen sin conocer este problema. Ante esta situación, Herranz abogó por divulgar este trastorno en las facultades de Magisterio y Pedagogía. Ante un niño de estas características, los expertos aconsejan a los profesores que utilicen trucos sencillos para intentar controlarlos como tenerlos sentados cerca de su mesa, magnificarle la tarea bien hecha o nombrarles su secretario. A raíz de esta misma alteración, más de la mitad de estos niños puede llegar a desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, dislexia y en algunos casos trastorno bipolar. "Un problema y el otro se potencian", según Artigas. Para debatir sobre este trastorno, Barcelona acogerá durante el mes de marzo dos cursos de formación para neuropediatras y psiquiatras infantiles. La Sociedad Española de Neurología Pediátrica también ha creado una página web (www.trastornohiperactividad.com) sobre esta alteración. Tres de cada diez niños que sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad se convierten en drogadictos al llegar a la primera etapa de su juventud, según informó el jefe de la Unidad de Neuropediatría del Hospital Parque Taulí de Sabadell (Barcelona), Josep Artigas. Esta cifra es destacable si se tiene en cuenta que en el resto de población que no sufre este trastorno o que durante la etapa infantil ha sido tratado de forma adecuada la incidencia de drogadicción alcanza a un 9% de las personas, explicó este especialista. La mayoría de estos niños acaban en el mundo de las drogas o de la delincuencia por "el fracaso escolar que les lleva" el hecho de sufrir el trastorno de hiperactividad y déficit de atención y los problemas de "relación que tienen con los compañeros y los padres", añadió. Uno de cada 20 niños sufre este trastorno. "Tienen una gran dificultad para concentrarse, se mueven constantemente y no pueden controlar sus impulsos. Tienen problemas de aprendizaje, una baja autoestima y una falta de seguridad", según Artigas. En la mayoría de ocasiones es el profesor quien detecta este tipo de trastorno. "No aprenden bien a leer ni a escribir, se comportan como rebeldes porque no pueden controlarse, les cuesta seguir las normas en clase, se levantan de la silla y explican chistes cuando no toca", aseguró. A pesar de que dentro de la clase pueden tener el apoyo de sus compañeros, no tienen amigos fuera del aula. "Nadie quiere jugar con ellos porque distorsionan las normas del juego", señaló el jefe de Neuro pediatría del Hospital Marqués de Valdecillas de Santander, José Luis Herranz. Aunque un buen entorno familiar puede apaciguar este trastorno, que todavía está poco detectado, tiene un origen hereditario y biológico. "Hay un trastorno en determinados circuitos del cerebro", lo que "puede compensarse con medicación" y "tratamiento psicopedagógico", aseguró Artigas. Tips para manejar niños hiperactivos Los padres suelen frustrarse cuando se trata de niños hiperactivos. Incluso los niños que han sido diagnosticados con ADD o ADHD (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad), y que están siendo medicados pueden plantear problemas a cualquier médico o al personal docente. Los siguientes consejos pueden ayudarle a responder mejor con los niños hiperactivos:. 1. Establecer reglas claras y consecuentes, establecer los límites para los niños hiperactivos y para toda la familia. Si es necesario, escribir las normas y guárdelas en un lugar visible para toda la familia. No se puede ser flexible, porque los niños hiperactivos realmente necesitan reglas que deben entender claramente. Asegúrese de que se debe introducir las normas hablando directamente con el niño, teniendo contacto visual, y pidiendo al niño que repita de nuevo lo que se le ha dicho. Esto no quiere decir que no se pueden ofrecer diversas opciones a los niños hiperactivos, pero ciertas cosas como golpear, escupir o desafiar deben dar lugar a consecuencias previsibles. 2. Establecer rutinas regulares pueden ayudar a cualquier niño, especialmente los niños con hiperactividad. Los niños del común tienden a tener dificultades cuando las rutinas no son claras y consistentes. Si un niño sabe que la hora de acostarse esa las 8:00 de la noche, entonces él o ella, naturalmente, caerá en el patrón de ir a la cama a las 8:00. Si es hora de dormir "en cualquier momento", o si se permite que un niño con una hora de acostarse a las 8:00 vaya a la cama a las 9:00 o las 8:30, entonces el niño sufrirá la falta de rutina, y actuará en consecuencia a esto. 3. Usar el tiempo libre para ir al parque, leer un libro junto, dar un paseo, o simplemente reír y pasar el tiempo con su hijo o hijos. Estos momentos de tiempo libre pueden ser especialmente útiles en la vinculación con los niños hiperactivos. Con la excepción de que hay seguir las reglas normales de la casa, el niño no está obligado a hacer otra cosa que estar con usted de una manera natural y libre. 4. Los niños hiperactivos están llenos hasta el borde de energía, lo que les hace muy difícil concentrarse, son niños distraídos. Los padres de los niños hiperactivos sienten a menudo que una manera de ayudar con esta energía extra es dar a los niños muchas oportunidades para hacer ejercicio o cualquier otro tipo de actividades. Algunos padres dedican a sus hijos el tiempo de instalar un aro de baloncesto para que los niños puedan quemar la energía extra. Mientras que usted no deje que un niño pase al punto del agotamiento, el ejercicio es una manera muy beneficiosa para ayudar a centrar las energías. También es útil para mejorar la función del estado de ánimo. 5. Debido a la energía cinética del niño hiperactivo, el castigo no debe ser la restricción indicada. Es probable que esto pueda agravar el problema de un niño. Ganar privilegios y el refuerzo positivo en lugar del refuerzo negativo es probable que sea más efectivo en el largo plazo, aunque pueda tomar algún tiempo para que se establezca esto. 6. La mejor disciplina es tener a un niño haciendo algo bueno. Los niños responden a la alabanza y son más propensos a buscar la general atención haciendo algo bueno. Los niños hiperactivos con frecuencia reciben la atención de sus padres de manera negativa, cuando el padre grita, da azotes o castiga. El cambio a las técnicas de refuerzo positivo puede entrenar a un niño en su deseo de caricias positivas en lugar de sus respuestas negativas. 7. La mayoría de los expertos recomiendan que se evite el exceso de estimulación. Mantenga el acceso a la televisión en un mínimo, y no permita ver la televisión en la noche. Los sonidos fuertes o el estado de semi trance de la televisión, puede realmente ser una bomba para los niños hiperactivos. Elija uno o dos programas al día, y trate de mantener esta rutina Yoga, ideal para niños hiperactivos o con problemas de atención Expertos aseguran que meditar los convierte en seres que "estarán en paz consigo mismos". Tener una buena salud emocional, un cuerpo capaz de responder a las exigencias diarias y una mente tranquila es la combinación perfecta para mantenerse en equilibrio. Una alternativa para encaminarse en este propósito, desde la infancia, es aprovechar las bondades del yoga y la meditación, dos disciplinas milenarias que ayudan a encontrarse con el ser interior. La propuesta de esta práctica es realizar una serie de posturas físicas acompañadas de una respiración dirigida, sonidos sagrados y una dosis de relajación. "En las clases para niños, ellos llegan es a jugar, aunque están cumpliendo con todos los requerimientos del yoga", explica Lisa Olea, instructora de yoga y directora de Yogis, centro de bienestar. ¿Y, cómo se logra? A través de sesiones de entre 45 minutos a una hora, en las que los pequeños se memorizan canciones a las cuales les ponen movimiento; realizan juegos de coordinación y de estiramiento y se aprenden diferentes posturas atraídos por un juego de palabras para que el mensaje llegue claro teniendo en cuenta la edad de los participantes. "En yoga hay una secuencia muy importante que sirve para fortalecer piernas, abdomen y piso pélvico, y para estirar la espalda denominada la postura del guerrero. A los niños les digo que la colchoneta sobre la que están ubicados es el mar y les pido que se paren sobre ella como surfistas", aclara Olea. Adicionalmente, en la práctica se refuerzan conceptos como dar y recibir, el respeto hacia los demás, la paciencia, la bondad, la calma, la perseverancia, la disciplina y el valor del silencio, por medio de las posturas y otros ejercicios guiados. Por esta razón, el yoga es ideal para los pequeños que son hiperactivos o tienen problemas de atención. "Se les explica que es importante agradecer por todo lo que tienen y tener paciencia cuando, por ejemplo, les cuesta trabajo hacer una postura. Así mismo, se les expresa que aunque cada uno es especial todos son iguales y merecen la misma atención", afirma Lisa Olea. Elementos del yoga Un componente importante de cualquier sesión son los sonidos o mantras. En yoga, estos se definen como sílabas, palabras o frases que, al ser repetidos en voz alta, llevan a quien los recita a un estado de profunda concentración. Para ayudarlos a alcanzar tal estado, la instructora les pide que le manden todo su amor a la persona que más quieren, al tiempo que emiten un sonido particular. El último segmento de la clase es para relajarse. En ese momento, los niños se recuestan en el piso, cierran los ojos y se dedican a disminuir la intensidad de cada músculo del cuerpo con una música suave de fondo. De esta manera, si practican yoga 3 veces a la semana, la intensidad promedio recomendada por los especialistas, suben la energía, fortalecen los músculos, aprenden a descansar la mente y el cuerpo, se vuelven más flexibles y se concentran mejor. "Se les enseña principalmente a estar en tiempo presente, es decir, a vivir el momento actual al estar concentrados en una postura. Todo en un ambiente divertido y libre, en el que muchas veces la pauta la ponen ellos", agrega Lisa Olea. Beneficios a largo plazo El yoga es una herramienta que se puede aplicar de por vida, pues quien lo practica de manera regular, con el tiempo empieza a concentrarse más en el momento y a dejar el pasado atrás y aprende a tomar conciencia de su respiración, la cual es clave para eliminar el estrés y sortear las dificultades. Un niño que incursiona en esta disciplina será un adolescente más calmado, centrado y pacífico. En resumen, ante un momento de estrés optará por sentarse, respirar y tomarse un momento para elegir no reaccionar de manera violenta o agresiva. Es por eso que algunos pequeños comienzan a mostrar cambios favorables después de un tiempo de práctica. Luciana, una niña de 2 años y medio que se caracteriza por ser difícil y muy consentida, ahora cuando su mamá la reprende, en lugar de ponerse de mal genio, pelear o llorar, se sienta en posición de loto y comienza a pronunciar la sílaba: 'om' (este es uno de los mantras principales del yoga). Otro caso es el de Martín, un niño de 4 años que comenzó a hacer yoga porque tenía un problema de hiperactividad. Al comienzo se le dificultaba seguir indicaciones. Ahora, los profesores del colegio dicen que pone más atención en clase. "Siempre tenemos la opción de calmarnos en todas las situaciones. Esa es la enseñanza del yoga. A través de esta disciplina también aprendemos que si tenemos músculos fuertes podremos hacer lo que queramos en la vida, pues si nuestro cuerpo está activo la mente también lo estará", comenta Lisa. Además, las posturas acompañadas de una respiración adecuada ayudan a los pulmones a mejorar su capacidad respiratoria. Es por eso que el yoga es un buen complemento para quien practica un deporte que estimule el sistema cardiovascular. Meditar para calmar la mente Además del yoga, los niños pueden instruirse sobre una práctica que puede llevarse a cabo independientemente o como complemento de una secuencia de posturas físicas. Se trata de llevar la mente a un estado de concentración en la que ésta se centre en el momento presente. Con los pequeños, el objetivo de involucrarlos en este ejercicio es ayudarles a empezar el día con tranquilidad, activos y enfocados en lo que les ofrece cada momento. De acuerdo con María Fernanda Trujillo, coordinadora del Programa Educación para un Mundo en Paz de la Academia Darshan, entidad que promueve este tipo de prácticas con el objetivo de formar seres más pacíficos, "los niños, por su pureza, están siempre conectados con la esencia misma del amor". Por eso, si desde los 3 años se acostumbran cotidianamente a meditar, se convertirán en seres que estarán en paz consigo mismos, serán más alegres y se podrán desarrollar espiritualmente con mayor éxito. "Son niños que saben manejar mejor sus emociones, se concentran con facilidad y pueden permanecer sentados por mucho más tiempo", agrega María Fernanda. Para Sandra Jimena Beltrán, directora del jardín maternal Explorando Aprendemos, en donde, desde abril del año pasado, tanto niños como adultos meditan todos los días, la meditación les ha enseñado a los pequeños a compartir, respetar turnos en los juegos, ser más amables y solidarios. "Cuando llega un niño nuevo, los demás lo introducen en el tema. Si se muestra agresivo, algunos, con mucho amor, se le acercan a decirle que aquí no se pelea y que todo ser armónico", agrega Beltrán. Metodología Cuando un infante se inicia en la meditación, primero hay que explicarle de qué se trata esta disciplina en un lenguaje que sea digerible para él. "Inicialmente no se le pide que cierre los ojos, porque los niños son muy inquietos. En cambio, se ubica una vela en el piso y se le indica que mire su luz fijamente durante unos segundos mientras piensa en algo agradable", explica Beltrán. Luego, se le motiva a sentarse en posición de loto y a descansar sus manos sobre las rodillas, al tiempo que se le pide que piense en el ser supremo que conoce, según la religión que profese su familia. "Al meditar se concentran más fácilmente con la luz y el amor que hay en su interior. Cada experiencia es única, Sin embargo, lo que no varía es el júbilo que sienten el resto del día", dice Trujillo. La mayoría de niños llega a ver diferentes luces y experimentan una gran paz interior que crece conforme pasa el tiempo. EJERCICIOS PARA NIÑOS CON HIPERACTIVIDAD Y DÉFICIT DE ATENCIÓN Para niños que presenten el trastorno de hiperactividad con déficit atencional, se recomiendan algunos ejercicios que se pueden trabajar en casa: 1. Pedir al niño que coloree con crayones un papel, sin dejar espacios en blanco. Empezar este ejercicio con hojas de papel A4 e ir aumentando el tamaño hasta medio pliego. Es posible que, la primera vez que hace este ejercicio, el niño no pueda terminar el trabajo. Un adulto debe supervisar esta actividad y debe alentar al niño a completar toda la hoja. Es un ejercicio que debe hacerse cotidianamente, empezando dos veces por semana y aumentando paulatinamente hasta hacerlo a diario. 2. Conseguir planchas de corcho y un punzón (apropiado para niños, sin punta). Pedir al niño que perfore toda la plancha, haciendo la mayor cantidad de huecos posible y lo más próximos entre sí. Igual que en el ejercicio anterior puede empezar con planchas pequeñas e ir aumentando el tamaño. Cualquier actividad que realice un niño con trastorno de hiperactividad con déficit atencional (HDA). Los padres deben estimularlo a terminar lo que ha comenzado, inclusive pueden premiar las conductas en las que demuestre constancia y concentración. No se recomienda castigar al niño ni retarlo por distraerse. Es importante que los padres le den un ambiente de cariño y estabilidad, deben tener horarios y cierta regularidad en las actividades como comer, dormir, ver televisión, realizar tareas, etc. La hiperactividad con déficit atencional es un trastorno que amerita un tratamiento profesional. Acuda a un psicólogo para que, con una evaluación del caso particular, pueda darle más información. TÉCNICAS Y ESTRATEGIAS PARA AYUDAR AL NIÑO HIPERACTIVO. "¿Cómo le convenzo para que se siente a hacer los deberes? ¿Qué le digo para que no se levante mientras come? ¿Hay alguna manera de ayudarle a mejorar sus trabajos? ¿Qué hago para que me escuche?... " Si tienes un hijo con hiperactividad seguro que éstas y muchas otras preguntas han pasado mil veces por tu cabeza. Las respuestas te las dan una serie de estrategias que te explicamos a continuación. Los síntomas que caracterizan el Déficit de Atención con Hiperactividad son la impulsividad, la hiperactividad y la baja atención. Pero, sin duda, lo que ayuda a detectarlo es observar si un niño manifiesta con frecuencia las siguientes conductas: • Su comportamiento es infantil para su edad, excesivamente inquieto y dependiente; más propio de un niño de menor edad. • Le cuesta concentrarse, no mantiene la atención cuando es necesario. • Es desorganizado y suele hacer los trabajos con una baja calidad. • Frecuentemente deja los trabajos sin terminar o interrumpe los juegos. • Está continuamente levantándose cuando debería estar sentado, por ejemplo, en la clase o a la hora de comer. • Es muy impulsivo, hace las cosas sin meditarlas previamente. • Mueve mucho las manos y los pies. • Suele interrumpir a los demás cuando están hablando o realizando alguna actividad. • Siempre está corriendo y saltando, como si tuviera un motor en marcha. • Le cuesta relacionarse con otros niños debido a que siempre está cambiando de juego, no respeta los turnos y no sigue las reglas del grupo. • A menudo pierde cosas o las olvida. • Es desobediente y su comportamiento provoca las quejas de sus profesores. Si tu hijo cumple algunos de los puntos expuestos aquí, quizás sea recomendable acudir a un profesional para diagnosticar o descartar el trastorno de hiperactividad. Técnicas y estrategias para ayudar al niño hiperactivo. La forma de tratar el "trastorno de déficit de atención con hiperactividad" es modificar o compensar lo más posible aquellas conductas típicas que repercuten negativamente en la vida diaria del niño y de su familia. El objetivo principal es reducir su impulsividad e inquietud motriz y aumentar su atención, que son la fuente de sus principales problemas. Las corrientes psicopedagógicas conductista y cognitivista ofrecen diversas estrategias para tratar la hiperactividad. La corriente conductista centra su atención en cómo el ambiente en el que se mueve el niño (la familia, los profesores, etc.) interactúa con él para, manejando esta interacción, modificar las formas de comportamiento. La corriente cognitivista actúa directamente sobre el niño enseñándole a ejercer su propio control a través del entrenamiento en estrategias. Corriente conductista: cambiar una conducta inadecuada a través del ambiente Para modificar determinadas actitudes, como la agresividad o la desobediencia, se emplean técnicas de cambio conductual que se apoyan en la psicología conductista. La base de todas ellas es la idea de que todo comportamiento es una forma aprendida de responder a determinadas circunstancias. Cuando lo que obtenemos al responder de determinada manera es bueno, agradable o sirve a nuestros propósitos, esa respuesta se instaura en nosotros, es decir, la aprendemos y siempre que nos vemos en circunstancias similares respondemos igual. Por el contrario, si con nuestra actuación no logramos lo esperado, desechamos la respuesta como "no válida" y dejamos de emplearla. Esto supone que tu actitud es fundamental a la hora de manejar la de tu hijo, ya que es la que le proporciona la información de si sus respuestas son adecuadas y sirven a sus propósitos o, por el contrario, debe sustituirlas por otras. Los padres pueden, sin darse cuenta, fomentar las respuestas inapropiadas. Un ejemplo muy claro es cuando se cede a un capricho, que se ha negado en un principio, para contener una rabieta. La conclusión del niño en esta ocasión es clara (y muy lógica): "enfadándome, gritando y tirando las cosas consigo lo que yo quiero". Resultado: cada vez recurrirá con más frecuencia a las pataletas. Las técnicas de cambio de conducta lo que hacen es controlar las consecuencias de las acciones convirtiéndolas en agradables, a través del "refuerzo positivo", o desagradables mediante el "castigo". Aquellas conductas del niño a las que siga un "refuerzo positivo" serán aprendidas como útiles y se repetirán; aquellas otras a las que acompañe un "castigo" terminarán desapareciendo. Los refuerzos pueden ser muy variados. Al principio, cuando una actitud está muy instaurada, se recurre a recompensas de tipo material (un juguete, una chuchería, etc.). Posteriormente se van restringiendo este tipo de refuerzos para que el niño no haga las cosas por el premio sino por que realmente ha adquirido nuevas actitudes con las que se siente más satisfecho. Para ello, desde el principio (junto con las recompensas materiales) y a lo largo del tiempo (cuando ya se han eliminado aquellas) el niño debe recibir refuerzos sociales como abrazos, alabanzas o cualquier otra manifestación de afecto por lo bien que ha actuado. Por otra parte, los castigos que siguen a las conductas que deseamos eliminar serán cosas como quedarse sin ver la tele o recoger el cuarto, pero jamás castigos físicos. Además, todo castigo debe ir acompañado del refuerzo de la conducta alternativa. ¿Cómo puedes aplicar todo esto? Una forma es hacer un trato con tu hijo. Piensa en alguna cosa que quieras cambiar de él, por ejemplo, que no se levante de la mesa mientras come. Ya tienes establecido el objetivo general. Ahora, en función de la problemática, piensa cuándo y cómo vas a reforzar el cambio de comportamiento: si tu hijo no aguanta más de tres minutos seguidos en la mesa, empieza por reforzar que consiga estar sentado al menos cinco minutos. Según le vaya resultando más sencillo cumplir el objetivo ve aumentando el tiempo hasta que, finalmente, reciba el premio sólo si permanece toda la comida sin levantarse. El siguiente paso es acordar el premio o refuerzo. En este caso lo más apropiado es un sistema de puntos o fichas canjeables. Elabora con tu hijo una lista de cosas que le gustaría hacer o conseguir y pon a cada cosa un valor en función de sus características: un caramelo 2 puntos, media hora más con el ordenador 8 puntos, ir al cine 14 puntos, comprar un juguete determinado 20 puntos, etc. Ya sólo queda ponerlo en práctica: cada vez que tu hijo cumpla el objetivo marcado refuérzale con un punto y cuando desee canjearlos dale la recompensa que le corresponda según acordasteis. En el libro Nuestro hijo es hiperactivo puedes consultar otras técnicas que aplican estos mismos principios. Corriente cognitivista: enseñar a hacer las cosas mejor Según la corriente cognitivista, la forma más adecuada de ayudar a un niño hiperactivo a resolver sus problemas correctamente es entrenarle en los pasos que debe seguir, es decir, darle estrategias para que sepa cómo actuar. Por ejemplo, mantener la atención es una habilidad casi automática en la mayoría de las personas, pero para un niño hiperactivo es todo un triunfo. Para facilitarle esta tarea debemos enseñarle cómo se presta atención facilitándole una serie de instrucciones que resuman eso que hacemos las personas cuando prestamos atención (centrarnos en lo importante, ignorar los estímulos irrelevantes, etc.). En este caso estaríamos hablando de estrategias atencionales. Dicho así parece muy abstracto, sin embargo lo puedes aplicar de forma particular a cada una de las tareas con las que tu hijo tenga dificultades. Una manera de hacerlo efectivo es el "modelo de auto instrucciones" que debéis practicar cada día tantos días como sea necesario hasta que tu hijo sea capaz de realizar el quinto paso de forma natural: 1. Modelado: haz tú la tarea mientras vas diciendo en voz alta los pasos que sigues, mediante instrucciones claras y concisas. 2. Guía externa manifiesta: ahora es él quien realiza la misma tarea mientras le ayudas repitiendo junto con él los pasos. 3. Auto guía manifiesta: el niño repite solo las instrucciones, en voz alta, mientras hace la tarea. 4. Auto guía manifiesta atenuada: en vez de hablar en voz alta debe cuchichear las instrucciones. 5. Auto instrucciones encubiertas: finalmente el niño realiza la tarea en silencio mientras se guía por las instrucciones a través del pensamiento. Ejercicios de concentración para niños hiperactivos Las actividades manuales orientadas a mejorar la concentración de los niños hiperactivos, con déficit de atención, logran sus frutos si son motivados por sus padres y se realizan de manera constante. En cuidado infantil te damos algunas ideas. Colorear una hoja sin dejar espacios en blanco. Es un ejercicio muy sencillo que requiere perseverancia. Anima a tu niño a iniciarlo en una hoja A4 con lápices vistosos e ir en aumento hasta pintar un pliego de papel. Proponle la actividad primero 2 veces por semana y luego habitúalo a hacerlo todos días. Mira el detalle. Consiste en colocar frente al niño fotografías con muchas características. Puedes calcular el tiempo de acuerdo a la cantidad de imágenes, luego esconderlas y preguntarle cosas específicas sobre ellas: colores, formas o secuencias. Los detalles también pueden encontrarse mientras le lees una historia. Llama su atención si se distrae en medio del relato para que una y otra vez preste atención a la lectura. Cada grupo es diferente. En esta actividad el pequeño necesita reunir en grupos objetos de distintas formas. Por ejemplo: calcetines, fichas, pelotas; u todo lo que tenga color rojo, azul, amarillo. El niño al final debe explicar cual fue su criterio al separar los grupos. Sigue la secuencia es un juego que amerita mayor esfuerzo del niño. Coloca imágenes que sigan una historia, letras, números, o relojes. Esta dinámica también depende de la edad del pequeño. Dieta para niños hiperactivos El déficit de la atención con hiperactividad (DAH) es un trastorno de la función cerebral que afecta en especial a los niños y puede prolongarse hasta la adultez. Se caracteriza por la hiperactividad, falta de atención, impulsividad, entre otros. Pero, ¿qué tienen que ver la alimentación con la hiperactividad en el caso de los niños? Pues para entenderlo, veámoslo punto por punto: • Los ácidos grasos esenciales (pescado azul, aceite de oliva, aceite de hígado de bacalao) regulan la inflamación e irritabilidad nerviosa, por lo que es recomendable que los niños con DAH reduzcan su consumo de grasas animales. • Los alimentos con salicilatos (almendras, manzanas, tomates, frutos del bosque, cítricos), los lácteos, el maíz, el trigo, la soja y los huevos influyen en este trastorno (se presume que se debe al metabolismo de las prostaglandinas). • Las vitaminas que benefician a los niños con DAH son las vitaminas C, E y el complejo B; y los minerales calcio y magnesio. • También se recomienda tomar infusiones de estas hierbas: melisa, lavanda, manzanilla, flor de la pasión, nébeda, tila, ya sea de forma individual o combinada. Aquí un ejemplo de dieta para niños hiperactivos: Desayuno 1 vaso de jugo de naranjas, de pomelo o de ananá. 1 taza de leche con cereales que no contengan colorantes ni aromatizantes. 1 yogur descremado. Puede acompañarse cualquiera de estas opciones con pan con manteca (no margarina) sin colorantes, o jalea o mermeladas. Los quesos pueden consumirse, siempre que no tengan colorantes. Almuerzo Sopa desgrasada de verduras con arroz o fideos. Tartas con harina integral. Empanadas con harina integral. Ensaladas. En general cualquier comida desgrasada suprimiendo papas fritas envasadas, kétchup, mayonesa, salvo la casera. Merienda Las opciones del desayuno. Cena Comer liviano, para favorecer un buen descanso. Puede alternarse entre un caldo, un plato de arroz integral con verduras o inclusive alguna porción depizzade mozzarella preferentemente hecha con harina integral. Si bien esta dieta no pretende sustituir a ningún tratamiento médico, pues este desorden así lo requiere, es un complemento natural y saludable que puede ayudar a disminuir los efectos de este trastorno. SUGERENCIA PARA DOCENTE Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se informe sobre él. Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de él, entre niños tranquilos. Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto visual con el niño. Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas a medio hacer. No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo. Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco. Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su mesa. Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc. Darle ánimos continuamente, una palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc.… Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal. Tener entrevistas frecuentes con los padres para seguir su evolución. Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA El terapeuta deberá: Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo. Darles pautas de conducta y actuación con su hijo. Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria, dicalculalias, digrafías, etc.) Entrenarle en la resolución de problemas.. Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele presentar problemas con los demás. Entrenarle en técnicas de relajación… En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando continuos estudios, puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental es que se reconozca el síndrome como tal. Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas… SUGERENCIA PARA TRABAJAR CON NIÑOS HIPERACTIVOS Hemos hablado en otras ocasiones sobre el concepto de hiperactividad, características y causas pero no hemos ahondado lo suficiente en las pautas para trabajar con estos niños. En este espacio, nos dedicaremos a otorgar algunas sugerencias para abordar este tema desde nuestra tarea docente. Los síntomas del TDA/H pueden no aparecer o atenuarse ante ciertas situaciones que son: • Trabajo uno a uno • Ante estímulos novedosos • Frente a una figura (generalmente masculina) de autoridad. Teniendo en cuenta esos aspectos es que elaboramos estas serie de sugerencias que pueden parecer algo conductistas, pero lo importante es que son adecuadas para tratar con estos chicos. Esta en cada docente ver lo que puede hacer, según sus posibilidades y elecciones personales. • Marcar rutinas: ya dijimos otras veces que es necesario armar un cronograma con las actividades que tendremos en toda la semana. • Afirmar normas: Estar siempre dialogando y reflexionando sobre cada acontecimiento positivo o negativo que suceda. Tener las normas escritas y colocarlas en un lugar visible. • Reforzar afectos: buscar momentos para hablar y trabajar de manera individual con esos niños. • Reforzarnos nosotros: Buscar siempre el apoyo de nuestros colegas y de especialistas en el tema. • Trabajar mucho a partir del juego. Por ejemplo: para lograr la tranquilidad y el silencio, se puede plantear el juego “El rey del silencio”. • Trabajar con fichas dos o tres veces por semana, no más de 15 minutos. • Flexibilidad, compromiso y voluntad (adaptación curricular): plantear actividades con varios niveles de dificultad. • Conocimiento e información sobre este trastorno: por experiencia les digo que cuando un docente esta al margen del tema, es muy difícil poder lograr algo con estos niños. • Comunicación estrecha entre el hogar y la escuela: las instituciones tienen que tener actividades de integración con las familias, realizar entrevistas, talleres, fiestas, etc. Eso si la única manera de lograr esto, es que todo el equipo docente se ponga de acuerdo con las actividades a realizar durante todo el año y con las normas con respecto al tema. Hablar en reuniones docentes sobre cuáles serán los pasos ante por ejemplo: Un niño que se escapa de la clase, etc. • Brindar claridad y encuadre a los alumnos: usemos palabras claras y precisas, hagamos que repitan lo que comprendieron de cada propuesta planteada, etc. • Estrategias de enseñanza creativa, interactiva e interesante. Utilizar los medios audiovisuales: la computadora, la TV, etc. • Trabajo en equipo: Es bueno cambiar de docente a través de talleres en diferentes áreas o cuando ya estamos sobrepasados por la situación mandar al niño a hacer la tarea a otra clase (hacer intercambios por poco tiempo). • Apoyo con equipo multidisciplinario: Tenemos que luchar porque todas las escuelas tengan un equipo de especialistas que nos ayuden en estas situaciones. • Posibilidad de tener otros espacios en la institución para que el alumno pueda salir y estar atendido y contenido: se me ocurre, quizás buscar padres que tengan tiempo libre y que puedan actuar de forma voluntaria, para estar de encargados de un espacio biblioteca. Hay una lista de cosas que el docente no debería hacer: 1. No se debe mostrar impaciencia 2. No se debe suponer que es haragán 3. No hay que pensar que el niño trabaja mal deliberadamente 4. No hay que renunciar jamás 5. No hay que intentar manejar todo solo 6. No hay que dejar de comprometer a los padres 7. No hay que olvidar a ese alumno callado y solo 8. No hay que tener miedo de probar, modificar y hacer excepciones. Los alumnos con necesidades especiales tienen que recibir excepciones. Por último, quiero dejar bien claro que los docentes no pueden ayudar y educar a estos niños si están sólos. Deben reforzarse con los psicólogos, médicos, padres y todas los individuos que forman parte de la institución, que deberán estar al tanto de la situación actuando solidariamente en la tarea de contención afectiva.